La diócesis de Segovia mantendrá cerrados al culto los templos e iglesias de la provincia a la espera de que las autoridades decidan las condiciones de la progresiva desescalada del confinamiento planteado por la crisis sanitaria por medio del decreto de estado de alarma vigente desde el pasado 14 de marzo.
Los responsables diocesanos optan así por la prudencia y el sentido común, pese a que el decreto de alarma tiene elementos “confusos” en su redacción, tal y como subrayó ayer el secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE) Luis Argüello, que ayer pidió al Gobierno que se aclare la situación de los templos para evitar “situaciones problemáticas”, así como que en el tramo final de la aplicación del decreto se puedan celebrar misas en las iglesias con todos los elementos de seguridad posibles.
Un portavoz diocesano explicó que sobre este particular “no se ha tomado ninguna decisión”, y “hasta que no finalice el estado de alarma y nos digan las autoridades sanitarias cómo obrar, seguiremos igual que hasta ahora”.
Hay que recordar que antes del confinamiento, la Iglesia ya había adoptado medidas de prevención previas, tales como el cese del empleo de agua bendita en las pilas a la entrada de los templos, la supresión del gesto de la paz en la Eucaristía o aumentar la distancia de separación de los fieles en los actos religiosos.
En este sentido, el secretario general de la CEE, señaló que en cuanto a las medidas de prevención que se deben tomar cuando se produzca esta vuelta a las iglesias precisó que no habrá pilas de agua bendita, que a la entrada en los templos se pedirá a los fieles que se laven las manos, uso de mascarillas y se analizará la mejor forma de distribuir la comunión para que el sacerdote no se convierta en cauce de contagio.
La CEE propone al clero donar parte de su sueldo para la crisis
La Conferencia Episcopal ha sugerido a los obispos que estudien en sus diócesis la forma de donar parte del sueldo de los sacerdotes o establecer una aportación fija durante un tiempo determinado y destinarlo a los afectados por la crisis económica provocada por el coronavirus.
Luis Argüello explicó que se trata de una sugerencia a los obispos para que puedan reflexionar en cada una de las diócesis en función de la situación en la que se encuentren, ya que -ha advertido- los templos llevan mas de un mes sin recibir las aportaciones de los fieles a través del cepillo y otro tipo de colectas habituales.
“Puede producirse que una parroquia tenga necesidades internas de funcionamiento, como las parroquias con pocos habitantes”, ha apuntado Argüello, que tienen que hacer frente al pago de recibos mensuales y que tienen dificultades para afrontarlo. “Cada diócesis debe hacer el discernimiento”, ha aclarado.
En este sentido, ha explicado que algunas diócesis han tenido que acudir a las entidades bancarias con las que tienen suscritos préstamos para solicitar una moratoria y ha insistido en que la Iglesia tiene gastos de mantenimiento.
