En Sotosalbos, los cazadores están que trinan. Bien lo sabe Marino Arnanz, secretario que fue del coto de caza “San Miguel”. “Tuvimos que dejarlo hace media docena de años; resultaba imposible continuar”, lamentaba ayer. “Ninguna aseguradora nos quería hacer un seguro”, explicaba este veterano cazador, para el que la legislación vigente “es un atropello” al colectivo, puesto que “nos hace a los cazadores responsables de los accidentes donde estén involucrados animales salvajes”. Después de múltiples accidentes —en terrenos de “San Miguel” se llegaron a producir siete siniestros en un mismo año—, los socios decidieron dar de baja el coto. Sin embargo, “más de dos años después, nos llegó una citación para que acudiéramos a otro juicio por un atropello”, señala, indignado, Arnanz, para el que todo lo sucedido le deja “una sensación de impotencia y de mala leche”. Desde entonces, de acuerdo con las explicaciones de Arnanz, “como ya no pueden ir contra el coto, se intenta cargar contra el Ayuntamiento de Sotosalbos”. Así que el municipio ha debido personarse en los últimos años en varios juicios por siniestros.
También está enfadado en Sotosalbos Ignacio Manrique por cuestiones de caza. Según expone, un jabalí que fue atropellado había accedido a la carretera N-110, al parecer, desde una finca de su familia “y en vista de que ya no había coto contra el que arremeter, el conductor fue por la vía judicial contra el propietario de la parcela”. Aunque finalmente el juez eximió de culpa a la familia Manrique, ésta se pregunta ahora “¿quién nos paga los gastos del procurador?”.
La secretaria de un ayuntamiento que ayer prefirió no desvelar su identidad afirmó que, “en cuestiones de atropellos de animales salvajes, hay sentencias de todos los colores”, deplorando que “no todos los jueces hagan cumplir la legislación vigente, que dice bien claro que los cotos no son culpables de los accidentes de tráfico que se produzcan a causa de una especie cinegética, salvo que sean producto de acciones de caza”.
En cualquier caso, no todas las sentencias condenan a los cotos de caza. La Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda acaba de ganar un pleito al no haber podido acreditar el demandante la relación causa-efecto entre el coto y el accidente. Eso sí, la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda tuvo que defender, en el juicio, que el coto se encontraba vallado, que la caza estaba vedada en la fecha del atropello o que la carretera no tenía la señalización adecuada previniendo de la posible presencia de especies cinegéticas…