Son tiempos raros e inciertos los que se viven estos días, como consecuencia de la grave crisis sanitaria que está provocando el coronavirus. Segovia es una de las provincias que peor lo está pasando del país y cada día se suspenden actividades a corto y medio plazo, por las dudas que genera esta situación y el desconocimiento de cuándo se podrá dar por concluido el actual estado de alarma, que obliga a los ciudadanos a permanecer confinados en sus casas. Entre esos actos en los que por estas fechas ya estarían pensando los segovianos se encuentran las populares romerías que recorren la provincia de punta a punta. Pasado el Domingo de Resurrección, comienza la cuenta atrás para la preparación de estos eventos religiosos y sociales que congregan a miles de personas en torno a la imagen de sus patronas. La mayoría tienen lugar en torno al Domingo de Pentecostés, aunque este año se desconoce si se podrán celebrar.
Por el momento, ya se ha suspendido la Subida de la Virgen del Castillo, que se celebra cada diez años y los vecinos ya esperaban este mayo de 2020 para honrar a su patrona. El Ayuntamiento de Bernardos comunicó hace unos días que la Subida de la Virgen queda aplazada hasta el 23 de mayo de 2021, ante la incertidumbre creada por la epidemia del Covid-19. El Ayuntamiento recordaba también que la decisión de celebrar la Subida con periodicidad decenal se tomó en 1940 y que, con anterioridad, la fiesta se celebraba sin una periodicidad fija, precisamente con el objetivo de pedir la intercesión de la Virgen del Castillo.
La localidad de El Espinar también se ha visto obligada a suspender los actos con motivo de la celebración de la fiesta de su patrón, San Eutropio, el próximo 30 de abril, por fuerza mayor.
Resulta innegable que las romerías tienen un gran arraigo en la provincia, como demuestra que un sínodo celebrado en la ciudad de Segovia en 1478, siendo obispo Juan Arias Dávila, ya estableciera reglas y recomendaciones para estas jornadas. Las romerías pretenden reunir al mayor número posible de personas vinculadas con la comunidad en cuyo término municipal se celebra, admitiendo con sumo agrado a aquellos nativos del pueblo que están habitualmente ausentes por motivos de trabajo. Desde este punto de vista, no interesa tanto el sentido original del rito como la reafirmación de una identidad colectiva.
La romería de Nuestra Señora de Hornuez, cada último domingo de mayo, abre el calendario segoviano, con la concentración de miles de personas en el enebral del mismo nombre. La multitud baila jotas delante de la Virgen, los padres colocan a sus hijos en las andas de la Virgen, y al final se procede a la subasta de los palos de las andas, todo ello marcado por la música de la dulzaina. Estas son características comunes a casi todas las romerías.
Entre las más concurridas romerías de primavera están la de la Virgen del Bustar, en Carbonero el Mayor, famosa por las torres humanas que se forman ante la Virgen, y que tiene lugar el sábado anterior al Domingo de Pentecostés. Este mismo sábado también tiene lugar la romería de la Virgen del Pedernal en Basardilla. Y en Cantalejo, los briqueros salen a la calle para celebrar la romería de la Virgen del Pinar, tradicionalmente al día siguiente del Domingo de Pentecostés.
La lista de advocaciones de la Virgen que tienen su romería en esta época del año resulta extensísima: Nuestra Señora del Soto, en Revenga (Domingo de Pentecostés); la Virgen de Salcedón, en Lastras de Cuéllar (Lunes de Pentecostés); la Virgen de Rodelga, en Mozoncillo (martes posterior al Domingo de Pentecostés); la Virgen del Pinarejo, en Aldeanueva del Codonal (domingo siguiente a Pentecostés)… Y al ser Segovia una provincia eminentemente agrícola, el 15 de mayo, festividad de San Isidro Labrador, son numerosos los pueblos, como Casla, Espirdo, Las Lastrilla o Serracín, que sacan al patrón a la calle.
La duda se cierne este año sobre todos los fieles de estos pueblos, que miran con esperanza las próximas semanas.
