Hoy, me rebelo contra la desinformación que estamos sufriendo. Me niego a no hablar de ello. Tengo la necesidad y el deber de escribir de cómo el Gobierno de España dirige a buena parte de las televisiones de este país y nos manipulan. “Hay que ocultar el dolor, muerte y sufrimiento”, esta es la consigna.
Si, ya sé que tenemos que levantar el ánimo y hablar de lo positivo y de esperanza, pues estando todos confinados en nuestras casas, tenemos que animarnos unos a otros. Sí, ya lo sé. Es muy importante dar mensajes de optimismo y esforzarnos por ver el lado bueno de la situación, sin duda. Es primordial.
Pero la información ha de ser completa para ser veraz y, ya son muchas las personas conocidas, amigos, padres de amigos, que se han ido en el más absoluto silencio sin podernos despedir de ellos, de sus hijos y darles un abrazo y acompañarles. Y de ellos nada de nada, una simple esquela y ya está. La noticia también está ahí, en las más de 15.000 personas que han fallecido, en sus familiares y en la historia de cada una de ellas; pero no, parecen que ellos no son noticia. No me gusta que quieran controlar nuestros sentimientos y emociones cuando hay también mucho dolor y mucho llanto, y menos, que algunos medios de comunicación se presten a ello.
Ahora la noticia está solo en la gente que baila, canta y aplaude en los balcones. Pues no. Está también en esas personas que sufren o que mueren solas y en sus familiares, por la pérdida irreparable de sus seres queridos; en esa gente que muere, que nada se sabe de ellos, quiénes fueron, qué les pasó, cuál era su vida, …. nadie habla de los muertos, sólo, de la gente que gracia a Dios sale de la enfermedad y de los que se saltan el confinamiento. Nadie les hace ningún homenaje, ni a los sanitarios que han fallecido, ni a los miembros de los cuerpos de seguridad del estado que han muerto por hacer su trabajo y sin los medios de protección necesarios, que este Gobierno se comprometió a facilitarlos cuando declaró el estado de alarma. Para estos, ni un minuto de noticia. No, no es justo que este Gobierno intente manipularnos. Por ello, cuando aplaudo a las ocho de la tarde, también me salen lágrimas por los que han muerto y han desaparecido de nuestras vidas sin darles un adiós.
Debiéramos sufrir con ellos, pero no podemos. Sólo se dan cifras, una fría estadística, pero nada de ellos… ni de sus familiares. Ni una imagen de dolor, de sentimiento, de duelo, de entierro. Ni una misa ni un responso de los amigos y conocidos.
Me parece estupendo ver a los españoles aparentemente tan felices y es muy eficaz para nuestra salud en el encierro. Aplaudimos en los balcones y hemos descubierto a vecinos. Uno canta, otro baila, otro hace una tarta, otro monta la disco móvil. Genial, tenemos que hacerlo. Pero, en TV ni mención al dolor de tantos y tantos españoles que lo están pasando mal o que han fallecido, y ni un crespón fijo en las pantallas de las televisiones. De ellos, nada.
Todo está bien, parece que estamos en un país Yuppi que han montado los medios informativos del Gobierno por el módico precio de 15 millones, más otros 100 que vendrán.
Tenemos que reír y sobrevivir, desde luego, pero por otro lado, me resisto al olvido. Me niego a no hablar de tantos que lo han dado todo por nosotros y que no quieren que se hable de ellos y que nos olvidemos, porque ahora no toca o no interesa. El dolor y el agradecimiento también forma parte de nuestra vida y no quiero que me acallen. Quiero sentir el dolor por los amigos que se han ido y decirles que les quiero, y a sus familiares, también. Y darles las gracias por todo lo que han hecho. Y que por mucho que las televisiones no digan nada de ellos, ni de sus familiares (“hay que ocultar el dolor, muerte y sufrimiento”), yo, como supongo otros muchos, nos acordamos y les damos las gracias. Gracias por tanto que les debemos, porque quizá, no se las dimos suficientemente en vida. DEP.
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(*) Diputado de Segovia por el PP.
