La política, desde Aristóteles, en la obra del mismo nombre y del mismo autor, es considerada el arte del bien común; la ética, carácter y comportamiento atribuible a una comunidad determinada, la acción que persigue un fin. Ese fin es el bien. “El bien es el fin de todas las acciones del hombre”, dice Aristóteles en las primeras palabras que inician la Moral a Nicómaco o Ética Nicomaquea.
Pero observo cómo en estos tiempos tan complicados para la humanidad, algunos no están ni a la altura, ni en la ética, ni en la política, la de verdad me refiero.
Leemos en esta columna cómo el diputado de la ultraderecha por esta provincia, sin cortarse lo más mínimo sigue las tesis de hablar sin rubor de un “golpe de estado democrático”, para poner un gobierno de militares al frente de nuestro país y manejar la situación. Claro leemos cómo la policía alerta de la creación de un millón y medio de cuentas nuevas en redes sociales que solo buscan desestabilizar, insultar al Gobierno y a su presidente. Esa es la aportación en tiempos difíciles, ninguna ética y política que rezuma nostalgia franquista.
Pero también observa la ciudadanía cómo los parlamentarios y dirigentes del PP, desde el primer día de esta pandemia mundial su único objetivo fue criticar al Gobierno. Lo vemos en Segovia en sus redes sociales intentando responsabilizar con argumentos falaces o interesados al Gobierno de España. Frases como “El Gobierno intenta con el coronavirus acabar con la democracia” son muy ilustrativas de la altura política y de la ética del fin común o defensa de los intereses de nuestro país y de los ciudadanos a los que representamos.
Pero creo honestamente que la ciudadanía ahora demanda y exige, llegar a acuerdos, permanecer unidos y plantear grandes pactos para juntos afrontar estos momentos tan difíciles.
El Gobierno de España ha propuesto reeditar los pactos de la Moncloa de 1997, como escenario para un gran acuerdo de país que consiga establecer medidas de reconstrucción sociales y económicas, pero vemos con asombro que el PP, al menos de momento, no sabe desmarcarse de la ultraderecha para asumir la altura política que se necesita en estos momentos. Y en Castilla y León, demostrando un liderazgo social como sentenciaron en las urnas, vemos a Luis Tudanca proponiendo un pacto a la Junta con medidas valoradas en tres mil millones de euros, para apuntalar los servicios sociales, el empleo, la economía y en general un verdadero colchón de choque a la situación. Cuánto hubieran cambiado las cosas con su liderazgo, para no tener que observar cómo otros piden médicos al Ministerio para el Hospital de Segovia, como si se fabricasen en máquinas. En fin, altura y ética política en tiempos complicados.
#EsteVirusloParamosUnidos.
——
(*) Diputado del PSOE por Segovia.
