Superado el berrinche que le produjo el fracaso de la Conferencia de Presidentes autonómicos, con la que a buen seguro contaba José Luis Rodríguez Zapatero para hacerse una foto amable antes de que terminara el año, el jefe del Ejecutivo volvió ayer a la realidad de una crisis que está muy lejos de superarse y, consciente de que sin el concurso de las autonomías del PP será imposible implementar política alguna que resulte eficaz a la hora de cortar la hemorragia del dinero público, ofreció al jefe de la oposición, Mariano Rajoy, la posibilidad de sellar un pacto para rebajar el déficit que implique no solo al Ejecutivo central, sino también a las comunidades autónomas y los ayuntamientos, puesto que las administraciones regionales y locales son quienes gastan la mitad del dinero de los contribuyentes.
«Le ofrezco que volvamos a dialogar y a debatir para intentar llegar a algún compromiso en materia de estabilidad fiscal para los próximos años en el conjunto de las administraciones públicas, porque no sería útil si solo nos ceñimos a la Administración central», explicó el líder socialista al presidente popular durante su comparecencia ante el Pleno del Congreso para informar sobre las prioridades de la Presidencia de la UE.
«El esfuerzo debe ser de todos. Una buena parte de las administraciones territoriales están gobernadas por el PP y tienen una responsabilidad importante a la hora del cumplimiento del Pacto de Estabilidad (de la UE)», abundó el inquilino de Moncloa antes de detallar que las previsiones del Gobierno contemplan que 2009 se cerrará con un espectacular déficit del 9,5 por ciento del PIB, que está a años luz del tope del 3 por ciento que debe presentar España en 2013 por imperativo de la Unión Europea.
Zapatero, que un día más no puso sobre la mesa medida concreta alguna, se comprometió a cumplir con dicha exigencia, así como a liderar «la nueva estrategia de crecimiento sostenible de la UE para 2020», cuyas bases se fijarán en una cumbre programada para febrero.
Se acabaron las ayudas
Para que todo ello tenga al menos ligeros visos de hacerse realidad, el socialista subrayó la necesidad de ir retirando de forma «progresiva» los apoyos al sector financiero, así como los estímulos fiscales, aunque hizo hincapié en que tales ayudas han sido «decisivas para salir de la crisis».
El número uno de la formación de Ferraz también se mostró dispuesto, por fin y tras muchos trimestres de recesión, a «poner en marcha un plan de austeridad y reducción de gastos en toda la Administración estatal en medio año».
El presidente del Gobierno también se defendió de las críticas vertidas durante los últimos días por Rajoy, que ha insistido en la responsabilidad del Ejecutivo en el aumento del riesgo de colapso financiero que pesa sobre la economía española, y afirmó que el informe de la agencia de calificación Moody’s que revisó a la baja las perspectivas de la deuda pública patria tiene «muy poca credibilidad y seriedad». Nada dijo sin embargo el inquilino de Moncloa sobre el respaldo que el propio Banco Central Europeo concedió al mencionado ajuste que, según las autoridades monetarias continentales, resulta «irrebatible».
