ALEJANDRO MARTÍN / SEGOVIA
El mundo despierta un día más y sigue soñando con la normalidad, aunque la normalidad que vendrá no podrá ser más que aparente. Simulada, como la misma ficción que parecía el Covid-19, pero que ha hecho que la realidad se mire al ombligo y valore que, quizás, la normalidad era la felicidad.
Un enemigo desconocido, sin puntos débiles, que no distingue edades e invisible. Un pulso hierático que no entiende de fuerzas sino de corazón. El del personal sanitario que no descansa en esta lucha que es de todos. Los aplausos de las 19:59, aunque poco pueden hacer de forma material ante un antagonista intangible, son abrazos reconfortantes para un colectivo al que nunca se podrá agradecer su implicación y trabajo. Cuanto más se pone cuesta arriba, más están.
En primera línea de esta batalla se encuentra Cristina de Andrés, una de las capitanas del Unami CP que milita en la Segunda División femenina de fútbol sala. La componente de ‘las azules’ es enfermera en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y, al igual que otras compañeras de equipo como Laura Llorente o Sofía Sáez, están y son el pie del cañón. Un espíritu vocacional que se ve reflejado tanto en el ámbito profesional como en el parqué.
De Andrés saca un hueco para repasar cómo están viviendo desde dentro la situación del coronavirus. Así relata su experiencia en primera persona: “Voy en el turno de mañana. Lo primero que hacemos cuando llegamos es ponernos el traje EPI -Equipos de Protección Individual-, con lo incómodo que es y lo que cuesta ponérselo. Después empezamos a atender pacientes y, pese a la dificultad que conlleva trabajar con toda esta indumentaria, aguantamos tres horas seguidas; así hasta completar la jornada completa que ahora, además, se ve aumentada en más días”.
Una armadura que no es kevlar
El día a día con una defensa que se aleja de ser kevlar. Y es que nadie está inmune. La única armadura que poseen son las ganas de ganar a este agente patógeno. “Hay riesgo e incertidumbre a la hora de volver a casa, ya que estamos muy expuestas. Para ello, tomamos medidas para evitar posibles contagios a nuestra familia”, explica la jugadora del Unami; que además ha visto cómo su rutina laboral ha sufrido significativos cambios: “Normalmente estoy en quirófano y ahora estoy en la UCI, dedicada exclusivamente al Covid-19. Al igual que yo, todas las compañeras”.
Ánimos que son vida
Pese a trabajar en un límite de tiempo, a día de hoy, atemporal, mantiene el optimismo. ”No sabemos lo que queda, pero lo que está claro es que queda menos”, señala. El apoyo de familiares, amigos y de las compañeras de equipo son vida en estos delicados momentos. “Los ánimos que nos mandan son muy importantes en estos momentos. Mantenemos contacto a través de videollamadas que, personalmente, me vienen muy bien para desconectar un poco”, reconoce.

“Creemos que la liga no va a volver”
En cuanto a la reanudación del campeonato liguero, aunque es algo secundario en estos momentos, De Andrés comenta: “La verdad que es una incógnita a día de hoy. Hay que ver cómo evoluciona todo y luego ver qué decisión toman. Nosotras creemos que la competición ya no va a volver. Lo justo sería que se anulara, aunque no a todos los equipos les va a parecer bien. En nuestro caso, estamos en una posición de permanencia -12ª- y, si finaliza tal y como está o si se da por nula, tendríamos el mismo resultado”.
Por otro lado, la plantilla continúa entrenando en la medida que las posibilidades de cada una así lo permiten. “El cuerpo técnico nos ha mandado ejercicios y las compañeras los están siguiendo con continuidad para mantener el estado de forma. Yo, la verdad, hago lo que puedo; ya que acabo agotada, pero estoy deseando de que vuelva la normalidad para entrenar”, concluye.
