Rafa Nadal solventó ayer con autoridad su compromiso en los octavos de final del Abierto de Estados Unidos, tras superar al incomodo jugador luxemburgués Gilles Muller por 7-6, 6-1 y 6-2, tras poco más de dos horas de partido.
De esta forma, y con dos días de retraso, el vigente campeón pudo saldar de forma favorable su duelo ante un rival que solo le opuso resistencia en el primer set.
Con una predisposición muy distinta saltó a la cancha Nadal respecto a los 15 minutos que pudo disputar el pasado miércoles y que le reportaron un 0-3 en contra para reanudar la contienda. El balear salió mucho más centrado y tras verse con un 4-1 en contra, consiguió primero igualar el partido y llegar a la ‘muerte súbita’.
Muller afrontó el choque con las ideas claras. Consciente de que debía meter presión a la mínima ocasión, y ser consistente con su servicio. Su táctica le sirvió hasta que se llegó al ‘tie break’, porque una vez ahí el español le dio una mayor intensidad al juego y acabó con las esperanzas de su rival.
Tras este igualado set, Nadal sacó el rodillo. Con un juego agresivo y sin apenas cometer errores, desarboló a su adversario.
Pese a que el luxemburgués es un gran sacador, el español consiguió quebrarle de forma consecutiva sus dos primeros servicios y colocarse con un 5-0 que dejó vista para sentencia la manga.
Muller trató de reaccionar y se puso con 2-0 en el último parcial, pero de nuevo Nadal se enchufó y le infligió seis juegos de forma consecutiva para zanjar el partido.
En cuartos de final, el número dos se enfrentará al norteamericano Andy Roddick, que derrotó a David Ferrer (6-3, 6-4, 3-6 y 6-3).
