Lleva 31 años ejerciendo como médica y nunca había tenido una sensación tan “rara” como la actual, la que está provocando la pandemia del coronavirus, que también se está cebando en la provincia de Segovia. Rosa Amparo Ramos es la coordinadora del Centro de Salud de Cantalejo, y como el resto de sus compañeros, acude día a día a su puesto de trabajo, aunque con una sensación diferente, “como si fuera a la guerra”. Miedo y angustia es lo que sienten también profesionales sanitarios como Rosa, que se han encontrado enfrente con algo “desconocido”.
El Centro de Salud de Cantalejo incluye también el Punto de Atención Continuada (PAC) de Turégano, y abarca en total unas 8.800 tarjetas sanitarias, una población que se duplica los fines de semana y de mayo a octubre. El equipo está formado por 14 médicos y dos facultativos de área, y la coordinadora explica que faltan un médico y otro de área. El equipo se completa con ocho enfermeras, un pediatra, un asistente social, tres administrativos, un fisioterapeuta con un auxiliar y una matrona. Se trata de uno de los centros de salud de la provincia que más población atiende. Y ante una crisis sanitaria, como la que está causando el coronavirus, los médicos se han organizado en tres equipos, que trabajan cada 48 horas, cada uno. El horario es de 8 a 15 horas, pero se puede ampliar hasta, desde las 15 hasta las 8 horas, en función de las guardias. “Hemos decidido mantener equipos reducidos para evitar riesgos de contagio”, señala Rosa Amparo Ramos. Y a pesar de ello el centro cuenta con dos casos positivos de Covid-19 entre el personal, “de momento”, como comenta la coordinadora, y con medios de protección escasos, que se van renovando día a día. En este sentido, quiere agradecer el apoyo que están recibiendo por parte de los vecinos de Cantalejo, que les han facilitado mascarillas, pantallas,… “Estamos teniendo una gran colaboración de toda la comarca”.
Y su día a día actual en el centro de salud pues se vive de una manera diferente, con ese miedo del que hablaba antes, más que por ella misma, por sus familias, como en su casa, su madre de 89 años. Aún así, continúa atendiendo a sus pacientes, aunque en menor número, que le preguntan mucho por los síntomas de esta enfermedad, porque también tienen miedo.
Rosa Amparo Ramos afirma que este virus “no tiene nada que ver con el Ébola”, por ejemplo. “Es un virus agresivo, en teoría grave, que afecta más a unos que a otros, y el sistema inmunitario de cada persona va respondiendo; ahora, cuando afecta a los pulmones, los destroza”.
Su principal recomendación para todo el mundo es “que la gente esté aislada”. Considera que esta situación “durará mucho tiempo”, por lo que insiste en el aislamiento de las personas que den positivo en su análisis y la realización de test “masivos”.
También manifiesta una gran preocupación por lo que está ocurriendo en las residencias de personas mayores, en las que se están registrando numerosos fallecimientos en estos últimos días. “Es un problema tremendo, el abandono al que están siendo sometidos nuestros abuelos, esas personas que han vivido una posguerra y que han sacado este país adelante”, lamenta Rosa, quien reconoce que se trata de centros con espacios pequeños, en los que el aislamiento es difícil.
En el caso concreto de la residencia de Cantalejo, indica que hay siete pacientes que han dado positivo en Covid-19, y se encuentran aislados. Entiende el miedo que pueda tener el personal, por eso insiste en el aislamiento de los positivos y en la realización de test masivos.
