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El martinete de Navafría: un enclave educativo del patrimonio cultural

por Redacción
29 de marzo de 2020
Martinete de Navafría.
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Los proyectos de renovación pedagógica de finales del siglo XIX y principios del XX, como el de la Institución Libre de Enseñanza, incluía entre sus actividades la realización de viajes para formar a las personas y conocer directamente a la naturaleza y a las creaciones del hombre. En la actualidad este modelo educativo no sólo sigue teniendo vigencia, sino que continúa ofreciendo la posibilidad de una transmisión interdisciplinar de conocimientos y un contacto con la realidad que, en ocasiones, con las nuevas tecnologías, sustituimos por la virtualidad inconsistente. En este sentido el patrimonio cultural ofrece un conjunto de recursos y alternativas con los que la enseñanza además de ganar en atractivo nos vincula con las personas, la historia y el territorio.

La Comunidad de Castilla y León, y la provincia de Segovia en concreto, dispone de un numeroso conjunto de enclaves, construcciones, paisajes, manifestaciones culturales, que posibilita el trabajo transversal entre diferentes áreas de la formación reglada y conecta a los alumnos con una realidad cercana y, a menudo, desconocida. Acercar a los estudiantes y jóvenes al patrimonio cultural permite ampliar sus conocimientos, mostrarles de manera práctica la aplicación de la técnica y los procesos creativos e impulsar la valoración y sensibilización de un legado cultural del que son herederos y serán transmisores.

Entre estos recursos destacamos el martinete situado en la localidad de Navafría, a treinta kilómetros al este de la ciudad de Segovia, en la vertiente norte de la Sierra de Guadarrama. Junto a las grandes obras, fruto de la capacidad creativa, tecnológica y constructiva, como la Catedral, los grandes monasterios o el Acueducto, este humilde edificio de mediados del siglo XIX y su maquinaria nos ofrece una excelente información sobre la tecnología, el aprovechamiento de los recursos naturales y la transformación de los materiales.

El ingenio hidráulico del martinete ha estado destinado a la fundición y batido del cobre para la fabricación de enseres domésticos: calderos, calderas, braseros, calienta camas y otros utensilios de uso cotidiano. Fundado en el año 1861 por la familia Abán, procedente de la provincia de Soria y posiblemente descendientes de un gremio de artesanos de origen francés, ha estado en funcionamiento hasta el entorno del año 2000 y actualmente se conserva como una instalación museográfica didáctica, gracias a la cesión para usos culturales por parte de esta familia. Las acciones promovidas por la Junta de Castilla y León, en colaboración con las instituciones provinciales y locales, para la restauración de la cubierta, el conjunto del edificio y balsa, realizada por los arquitectos Fernando y Jesús Nieto Criado, y el diseño de un proyecto cultural, junto con otras acciones de mantenimiento, garantizan su conservación y hacen posible su visita.

El martinete, situado a la vera del río Cega y alejado unos 300 metros del casco urbano, es un conjunto integrado por diversas infraestructuras relacionadas. En primer lugar, las necesarias para captar el agua del río y conducirlo hasta el edificio con la maquinaria, de manera que existe una pequeña presa o azud, un canal o caz por donde discurre el agua, con sus compuertas de control, y finalmente una balsa de almacenamiento, con diversos tapones y tiradores para regular el paso del agua hacia la rueda vertical y hacia los conductos que forman los depósitos o las trompas de aire. Este estanque elevado está adosado al edificio que alberga la maquinaria y el lugar de trabajo. Los mecanismos de este ingenio están constituidos por la rueda hidráulica, que se mueve al incidir el agua, procedente de la balsa, sobre los cangilones o especie de cajas formadas entre las dos estructuras concéntricas que forman la rueda. A ella se engarza un grueso eje que en su extremo interior lleva las levas o palancas que tramiten el empuje al mazo articulado que termina en el martillo, que con sus 200 kilos es el encargado de golpear al cobre. La rueda gira 30 veces en un minuto, velocidad que se puede regular con el paso del agua, lo que supone 150 golpes del mazo, al moverse por las cinco levas que lo levantan. Este sistema de fuerza motriz, que convierte el movimiento circular de la rueda en rectilíneo, se generalizó a finales de la Edad Media. Con el mazo se iba batiendo o golpeando los lingotes de bronce sobre un yunque anclado en el suelo. En este proceso los lingotes al rojo vivo que salían de la fragua adquirían progresivamente la forma del recipiente. Se trabajaba siempre con varios moldes para evitar su rotura y se iban calentando en la fragua sucesivamente, en varias caldas, para que estuvieran incandescentes. Este golpeteo producía un temblor del terreno que, junto con el ruido machacón de la maquinaria y el agua, formaban parte del entorno laboral singular de los artesanos que han trabajado en el martinete.

Una parte del edificio del martinete está ocupada por la fragua, donde se insertaba el crisol de fundición con una capacidad de uno 50 kilogramos de metal fundido y en la que se efectuaban las diversas caldas para calentar los lingotes. En el proceso se utilizaba carbón vegetal y se insuflaba aire a presión para avivar el fuego procedente del mecanismo de las trompas de aire situadas debajo de la balsa de agua. Proceso que se conoce como efecto Venturi y cuyo uso se extendió a partir del siglo XVI.

Este ingenio hidráulico, reconocido como Bien de Interés Cultural en 1998, constituye un libro abierto que muestran un conjunto de avances tecnológicos históricos en el que se puede aprender principios mecánicos y físicos, visual y fácilmente comprensibles para los visitantes de estas instalaciones. De esta manera un componente del patrimonio cultural adquiere una aplicación didáctica que se puede incorporar a la práctica educativa integrando diferentes áreas de conocimiento, aportando valores y potenciando la sensibilidad hacia el legado cultural que constituye nuestro cercano contexto histórico.

VISITAS

— Gestión de visita al martinete a través de la web: www.museosvivos.com

— Visita a exposición de piezas fabricadas en el martinete y de maqueta en el Museo de Segovia .

(Calle Socorro nº 11, Segovia; Tfno.: 921460615;museo.segovia@jcyl.es

MÁS INFORMACIÓN

— Ignacio Sanz (2000):
El martinete de Navafría.

— Jorge Soler Valencia (2006): El martinete de fundición de cobre de Navafría.

— Oscar Cruz, Jorge Soler y otros autores (1986): El martinete de fundición de cobre de Navafría: una supervivencia tecnológica medieval en tierras segovianas.

— Carmen Vázquez Cáceres (2010): El martinete de cobre de Navafría.

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