“El feminismo es para todo el mundo”. Tras este lema caminaron este domingo, Día Internacional de la Mujer, cerca de 4.000 personas por las calles de Segovia proclamando un feminismo integrador, cargado de reivindicación y de esperanza, que necesita el impulso de toda la ciudadanía para acabar con el patriarcado, la injusticia, la violencia y la discriminación por razón de género.
Las mujeres que integran la Asamblea 8M de Segovia, que organizaron esta manifestación, sabían que la alarma creada por el coronavirus, el hecho de ser domingo y otras circunstancias, hacían difícil repetir el éxito de la histórica movilización vivida el pasado año pero no se sintieron, en absoluto, defraudadas. El número de asistentes ya es suficientemente significativo, 3.500 según fuentes policiales, pero más el despliegue de pancartas que hicieron con eslóganes combativos y originales, la intensidad con la que corearon constantemente consignas y reivindicaciones durante la marcha que duró cerca de hora y media, y la entrega que mostraron en todo momento, evidenciando la fuerza y la vigencia del feminismo segoviano. “Segovia será la tumba del machismo” fue una de las muchas proclamadas coreadas por personas de todas las edades. Y si bien dominaba la presencia de mujeres y los cantos de sororidad, fueron muchos, pero muchos los hombres que se rebelaron contra una sociedad cruel que se ceba con una parte importante de sus integrantes y mostraron su rechazo al machismo.
La manifestación, con batucada incluida, partió de la plaza de la Universidad, para seguir por la calle Coronel Rexach, avenida de Plaza Claret, Plaza de la Artillería hasta el Acueducto donde Malú Orta y Lucía Rodríguez dieron lectura al manifiesto del 8M. Antes de partir se guardó un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas del machismo, cientos de voces corearon una cuenta atrás que acabó con un rompedor toque de percusión.
La organización cuidó la estructura de la marcha dando significado a cada parte. Así tras la pancarta de cabecera y el grupo de integrantes de la Asamblea 8M se guardó un espacio dedicado a todas las mujeres víctimas de violencia de género y a todas aquellas a las que la historia y la sociedad ha silenciado. Emocionaba la pancarta que enmarcaba el cordón del este ‘espacio de las ausentes’, en la que se pedía “protección real e inmediata a mujeres amenazadas y a sus hijas e hijos” y el reconocimiento real de la “pandemia de la violencia machista”.
Después caminaban los grupos que organizan las concentraciones por las mujeres asesinadas, colectivos sociales, ciudadanos y en último lugar representantes de partidos políticos y sindicatos.
Manifiesto
Con sus gritos y en la lectura del manifiestos las asistentes han mostrado su condena al patriarcado que “trata de tenernos sometidas, que nos maltrata, nos viola y nos asesina”. En el manifiesto leído junto al Acueducto por Lucía Rodríguez y Malu Orta se abogaba por un feminismo para todas las mujeres, que no deja fuera a los hombres.
Las jóvenes se mostraron una parte fundamental de esta lucha. “Somos el futuro y traemos el cambio adherido a la sangre. Somos cientas, somos miles, y a pesar de que a cada paso que damos nos desgarran por todas partes, seguiremos avanzando, porque el miedo nunca va a ser más grande que nuestro amor a cuidarnos. Traemos con nosotras la rabia arrasadora de nuestras hermanas, el cansancio a espaldas de nuestras madres y la voz silenciada de nuestras abuelas. Porque somos las lesbianas y bisexuales, las trans y las migradas. Somos las obreras, las estudiantes y las amas de casa”, manifestó Lucía Rodríguez.
Para acabar el acto las portavoces de la Asamablea 8M aseguraron que el feminismo es una forma de estar en el mundo: “la única que nos da esperanza. Vale la pena, y lo vamos a conseguir”.

