Uno de los supuestos pilares de la economía mundial, la inapelable solvencia crediticia de EEUU, se resquebrajó el pasado viernes (madrugada del sábado en España) con el anuncio por parte de Standard & Poor’s (S & P) de rebajar su calificación AAA, la máxima posible, a AA+.
La degradación de la nota de la deuda norteamericana supone un jarro de agua fría tanto para la economía estadounidense, aún en frágil recuperación, como para la mundial, debido a la estrecha interconexión financiera internacional.
Si bien los analistas no se ponen de acuerdo en las consecuencias exactas de esta rebaja, lo cierto es que añade dudas a una ya de por sí sombría perspectiva económica de EEUU, que muestra un lánguido crecimiento y parece incapaz de rebajar los niveles de desempleo.
«La reducción está motivada porque la consolidación fiscal acordada por el Congreso y la Administración se queda corta, de lo que sería necesaria para estabilizar la dinámica de deuda a medio plazo», indicó Standard & Poor’s en un comunicado.
La noticia se había rumoreado con informaciones contrapuestas en la que se mencionaba que la agencia había notificado al Ejecutivo su rebaja, y la supuesta repuesta de funcionarios del Tesoro, quienes habrían encontrado «errores de cálculo» en el informe.
«Un juicio errado por dos billones de dólares habla por sí mismo», afirmó un portavoz del mencionado organismo de EEUU.
En su nota, S & P, además, remarcó que «podría rebajar la calificación a AA dentro de los próximos dos años», ya que «la efectividad, estabilidad y previsibilidad de los legisladores e instituciones políticas estadounidenses se han debilitado en un tiempo de desafíos fiscales y económicos».
Tras semanas de negociación en el Congreso entre republicanos y demócratas para elevar el techo de la deuda finalmente se alcanzó un acuerdo en el último momento, el pasado martes, el mismo día en el que el Tesoro de EEUU había indicado que se quedaría sin fondos para hacer frente a sus obligaciones.
China exige garantías
Ante estas perspectivas, China, principal acreedor de EEUU y poseedor del 70 % sus reservas en divisas en dólares, criticó con dureza al Gobierno de Washington después de que la mencionada consultora bajara la calificación, por primera vez en la historia, y reclamó seguridad para sus intereses. Con 1,16 billones de dólares en bonos estadounidenses y 3,2 billones de reservas de moneda extranjera en dólares, que la deuda norteamericana pasara de ser AAA a AA generó un fuerte malestar en Pekín.
De este modo, la agencia oficial asiática Xinhua publicó un duro editorial en el que asegura que la decisión de la calificadora es «una factura que la Casa Blanca debe pagar por su acostumbrada adicción al endeudamiento y sus peleas políticas sin visión de futuro en Washington».
Por su parte, el ministro francés de Economía, François Baroin, afirmó que su país «tiene plena confianza» en la solidez de la economía de EEUU.
«La nota de Standard & Poor’s es solo una opinión de la situación financiera de la nación. Las otras dos principales agencias, Moody’s y Fitch, han confirmado la triple A», agregó Baroin.
