Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba, fue la gran triunfadora de la 28ª edición de los premios Goya. La película se alzó con seis premios entre ellos los de mejor director y mejor guión original para Trueba, mejor actor protagonista para Javier Cámara y mejor actriz revelación para Natalia de Molina.
Aunque en número de premios Las brujas de Zugarramurdi fue la más premiada con ocho galardones, la mayoría de los reconocimientos para la cinta de Álex de la Iglesia fueron en categorías técnicas. Así, y aunque cosechó dos premios menos, Vivir es fácil con los ojos cerrados se coronó como la ganadora en la gran noche del cine español que estuvo marcada, antes y durante la gala que condujo Manel Fuentes, por la ausencia del ministro José Ignacio Wert.
En cuanto a las categorías interpretativas, Javier Cámara, el ‘eterno nominado’ logró al fin su primer Goya por su papel protagonista de un profesor que va en busca de John Lennon en Vivir es Fácil con los ojos cerrados.
No hubo sorpresas en el premio la mejor actriz protagonista, que fue a parar a manos de la gran favorita, Marian Álvarez. La protagonista de La herida tuvo palabras de agradecimiento para a para el director de fotografía de la película, Santi Recaja y su director, Fernando Franco. El segoviano David Pinillos optaba al Goya en la categoría de montaje, que finalmente recayó en Las brujas de Zugarramurdi de Álex de la Iglesia. Además, el actor de Segovia Luis Callejo, que recibió el Matahombres de Oro en la fiesta de Santa Águeda en Zamarramala, también asistió a la gala como actor en esta cinta y en el cotometraje de ficción Lucas, también nominado.
El Goya al mejor actor de reparto fue para Roberto Álamo por su papel en La gran familia española. Al recoger el premio tuvo también un recuerdo para el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert.
Emotividad y otros premios. El Goya a la mejor actriz de reparto fue para Terele Pávez. La veterana actriz se hizo, en la que era su quinta candidatura, con su primera estatuilla por su trabajo en Las brujas de Zugarramurdi, de Alex de la Iglesia.
Natalia de Molina, de 21 años, se llevó el premio a la mejor actriz revelación por Vivir es fácil con los ojos cerrados y Javier Pereira se hizo con el Goya como mejor actor revelación por su interpretación en el filme Stockholm de Rodrigo Sorogoyen.
El premio al mejor director novel fue para Fernando Franco por La herida que al recoger su premio recordó los momentos «complicados» por lo que pasa «la educación y la cultura».
En las llamadas categorías técnicas la gran dominadora fue Las brujas de Zugarramurdi de Álex de la Iglesia, que se llevó premios a la mejor dirección de producción, mejor montaje, mejor dirección artística, mejor diseño de vestuario, mejor maquillaje y peluquería, mejor sonido y mejores efectos especiales.
