Ayer fue el último día del encuentro folclórico que desde hace 25 años se celebra en Segovia, un momento en el que se comparten bailes de diferentes rincones del mundo, se conocen grupos para muchos inexistentes y los bailarines pasan unos días de convivencia con el resto de los grupos y con el propio público.
Durante los cuatro días de festival, se han realizado bailes cada noche a los pies del Acueducto, más una representación el viernes en Carbonero el Mayor. Ayer por la mañana se despedía el festival con un desfile que recorrió desde las 12.00 del mediodía las calles principales de Segovia. Comenzó en la iglesia de San Millán y terminó en la Plaza Mayor con la recepción de los grupos por parte de las autoridades.
Al inicio del pasacalles, a las doce de la mañana el desfile lo formaban en su mayoría los bailarines, que aprovechaban estos últimos momentos de convivencia para hacerse fotos entre ellos y conseguir un recuerdo del festival. Para animar y a modo de aviso de su llegada hacían sonar las diferentes músicas procedentes de los distintos invitados: el grupo cordobés la Marquesa de Benamejí entonó cánticos andaluces, mientras el grupo argentino se peleaba, entre risas, para calentar antes de un colorido desfile que anticipaba el fin del festival.
No había mucho público enterado del baile por las calles segovianas, sin embargo, los grupos no mostraron cansancio tras casi una semana de imparables fiestas y bailes, y con sus músicas y alegres vestidos consiguieron que muchos curiosos y paseantes se unieran a lo que fue una verdadera comitiva atraída por la felicidad y buen ambiente que desprendían estos bailarines.
Entre los presentes en el desfile era fácil descubrir caras de asombro y admiración ante iniciativas como esta, necesarias en el momento que sufre el país.
El público era muy variado; por un lado, lo formaban fieles adeptos al festival, que cada año acuden a descubrir nuevos grupos de danza, nuevos espectáculos y por supuesto culturas muy diversas y ,por otro, sorprendidos turistas y acompañantes de los grupos que afirmaban, “Segovia es de las pocas ciudades que, con los tiempos que corren, apuesta por iniciativas como esta, en las que se fomenta el enriquecimiento social, que debería ser más valorado que el monetario”.
Todo tipo de público se acercó a ver de qué se trataba y disfrutaban comprobando la gran oferta que ofrece Segovia en cualquier época del año. El festival consigue unir a todos los públicos en uno solo, que ha seguido durante cuatro días a los grupos y por tanto puede llegar a conclusiones sobre cuáles son sus preferencias ante determinados espectáculos, cuya afluencia fue satisfactoria para la organización.
También para los bailarines ha sido todo un acierto asistir como participantes al festival; apoyan la idea y algunos recalcan que “confían en que se repita cada año” mientras otros preferían hacer hincapié en el honor que era para cualquier artista poder representar su habilidad en un lugar tan emblemático como el Acueducto de Segovia.
Se trata de un encuentro internacional que cuenta con la ventaja de ser veterano en la capital segoviana aunque dados los tiempos que corren no tenga la atención merecida. Por esta razón, el éxito del festival ha sido mayor y aumenta si tenemos en cuenta los grandes esfuerzos que Rosa Velasco, presidenta de la asociación La Esteva, tuvo que hacer para conseguir un festival que no defraudara, justo la edición que cumple 25 años.
La XXV edición del Festival Folclórico internacional se acaba y la organización puede sentirse satisfecha tras haber conseguido un aforo completo cada día de actuación; bien es cierto, que el primer día, tuvieron que suspender los bailes por causas meteorológicas, algo que no compete a la organización y por tanto un imprevisto que los organizadores y los grupos supieron remediar, dada la calidad de los actos en días posteriores.
Cuando se inició el festival la presidenta del grupo segoviano de danza La Esteva confirmó que el número de grupos este año sería menor pero también aseguró que la calidad no bajaría. Con el final de la XXV edición se confirma lo que decía Velasco, la calidad de los bailes, la entrega y la demostración de arte cultural no ha decepcionado a nadie.
Una muestra más de cómo las ganas de un grupo de baile, la entrega y el sacrificio dan resultados latentes de un trabajo bien hecho. No sólo la organización ha tenido que entregarse en ‘cuerpo y alma’ para sacar adelante el festival, sino también los grupos participantes que, como cuenta Velasco, pusieron todos de su parte para que el festival siguiera adelante a pesar de los continuos inconvenientes que encontraron en la organización del mismo.
Con el éxito rotundo del festival este año, la escuela de danza La Esteva ya sólo piensa en preparar un excelente programa para la XXVI edición del Festival Folclórico Internacional.
