Como persona creativa tiendo a ser intuitivo y siempre he necesitado momentos de auténtica soledad. Son eSOS los momentos que me han ayudado mucho a evolucionar, a encontrar mi esencia, a respetar y dejar volar a cada idea o individuo.
Es la creatividad la que nos da el impulso necesario para saltar del profundo agujero que supone vivir en un sueño equivocado.
Me gusta pensar y transmitir que la creatividad es como un músculo que puedes ejercitar cada día. Crear por crear sería interesado o engañoso en caso de aceptar la creatividad sin generar responsabilidad, lo cual nos llevaría a un camino erróneo y en muchas ocasiones a devaluar nuestro oficio.
Estoy convencido en que, en muchas ocasiones, parte de la creatividad es dejar las cosas como están y la imaginación siempre debe ser de carácter constructiva, positiva y llena de sabor. Tener un pensamiento auténtico y original propicia claramente que te alejes de modas pasajeras e invita a anticiparse o generarlas a través de recursos. Nadie dijo que fuera fácil tratar de reinventarse continuamente y tener un mensaje coherente que compartir. Es una libertad impagable en la que he sido capaz de adaptarme a cualquier hábitat, ingrediente o persona sin perder o abandonar mi esencia, responsabilidad o consecuencias derivadas.
En la vida práctica es interesante saber que no es lo mismo ser creativo que ser innovador, algo confundido con frecuencia y aun partiendo de personas con ideas muy brillantes, ser capaz de llevarlas a la práctica requiere otro tipo de habilidades para llevarlas a cabo y hacerlas tangibles.
¿A caso no se puede alimentar la curiosidad? Esa capacidad de cuestionarse todo, aprender de otras personas y profesiones, no dejar ratos muertos en el día, probar cosas nuevas constantemente, iniciar siempre algo nuevo por primera vez, establecer nuevos retos, viajar dentro y fuera de los destinos establecidos, ser generoso, escuchar con atención, tener empatía o reflexionar, podrían ser el listado de promesas efímeras para el nuevo año ordenadas por su blogger de cabecera, pero no. Son con toda probabilidad el motor de la creatividad y de la personalidad que me han llevado a disfrutar de cada detalle por minúsculo que parezca.
Claro que, lo esencial es invisible a los ojos…
