Es curioso que utilicemos el término “centenario” cuando nos referimos a la historia de una institución y contemos en años cuando hablamos de la vida de una persona como en aquella película de Saura y Azcona, “Mamá cumple cien años”, en que los personajes encarnados por Geraldine Chaplin, Rafaela Aparicio, Fernando Fernán Gómez y los demás actores metían al espectador en la historia de una familia de cuyos afectos, problemas y tensiones venía a formar parte. Parecería como si las instituciones quisieran protegerse bajo ese término y distanciar al estudioso, al investigador o al curioso de sus vicisitudes mientras que las personas buscan la cercanía. Hoy sabemos que la Universidad Segoviana realmente ha cumplido cien años ya que forma parte de nuestra familia, la que forma una ciudad como Segovia, “donde todo el mundo se conoce” y todo el mundo sabe hasta qué punto es deudor de lo que hacen quienes le rodean.
Pues hoy, a cien años de que Francisco Romero, Andrés León Maroto, Florentino Soria, Francisco Ruvira, Agustín Moreno, José Rodao y Gabino Fernández Quintano, profesores del Instituto y de la Normal de Maestros, el entonces muy joven Mariano Quintanilla, el doctor Segundo Gila y el archivero de la Delegación de Hacienda, José Tudela se reunieran para dar carta de nacimiento a la que todos conocemos como Universidad Popular, sabemos que les guiaba el espíritu de formar una familia. A los pocos días llegaría Antonio Machado cuya sensibilidad sintonizaba plenamente con el proyecto y su incorporación se produjo de manera natural. Sabemos que esa familia incluía a cuantos quisieran compartir conocimientos, amor por la ciencia, por la literatura, por las artes todas, también por la filosofía y por la historia para ponerlas al servicio de la convivencia y del compromiso social con quienes más lo necesitaban. Fue un 21 de noviembre de 1919 y para mediados de febrero de 1920 quedó constituida como Sociedad con el espíritu fundacional consolidado. En esta segunda fecha estaba ya incorporado Javier Cabello Dodero quien desempeñaría el puesto de director hasta la muy triste de 1937. Estamos, pues, en plena celebración del cumpleaños. Los recuerdos de tantas vivencias, los nombres de los fundadores y los de quienes fueron incorporándose en tiempos posteriores y las actividades de todo tipo que han conformado la ciudad –“hacer ciudad” era la expresión que utilizaba Blas Zambrano de manera precisa-, nacidas en la armoniosa nave de San Quirce desde 1927, son para lectores, oyentes, colaboradores… parte de nuestras vidas. Una parte importante del alma de Segovia tiene su raíz en ese rincón.
Nos hace recordar, hablando de cosas del alma, que ha habido momentos muy difíciles; que con buena parte de aquellos fundadores se cometieron injusticias irreversibles; que, en este cumpleaños, hay mucha alegría y, también, recuerdos duros. Por no ser el sufrimiento inevitable, debe ser reparado. Ambos fines se aúnan en este cumpleaños, como único medio para contribuir a mantener aquellos nobles fines fundacionales, guardar vivos todos los recuerdos, tras haber discurrido estos cien años de vida intensa, llena de proyectos en los cuales la cultura era parte de la moral social y de la convivencia.
Desde 1960 quedó constituida la actual Academia (“Real” lo es desde 1997) Historia y Arte de San Quirce. Se cumplen, pues, ya también sesenta años de aquel paso decisivo para la consolidación de aquel proyecto y de sus mismos fines, a la altura de otro tiempo, como hubiera dicho Ortega y Gasset. Durante este tiempo más próximo la familiaridad se ha intensificado y así lo muestran expresiones bien coloquiales como “voy o vamos a San Quirce”, “en San Quirce hay esta noche…,” “soy de San Quirce” y otras similares, sabiendo que el interlocutor no necesita más explicaciones.
Fue el pasado septiembre (días 10 al 13) cuando la Academia, con la iniciativa de su Junta Directiva y la dirección de Rafael Cantalejo, el apoyo de la Junta de Castilla y León y de la Universidad de Valladolid, la UNED de Segovia y la Universidad Autónoma de Madrid, inauguró los actos de estos cien años con el congreso “Educación, Cultura y Sociedad”. Varias decenas de estudiosos de la historia de la educación, la ciencia y la cultura de Centros españoles, de Francia, de Inglaterra y otros países americanos contribuyeron a situar el proyecto segoviano en el marco de las preocupaciones por la educación de las clases populares que se extendía por Europa y América pero, también, a mostrar las singularidades del proyecto que nacía al lado del acueducto y que tenían sus raíces en las condiciones que Segovia había creado desde algunas décadas atrás.
El día 21 de noviembre en la sesión solemne de inauguración del curso y coincidiendo con la fecha de aquella sesión fundacional, cien años atrás, se presentó el libro en tres tomos que con la coordinación general de Juan Manuel Moreno, Juan Luis García-Hourcade y Diego Conte, y casi mil quinientas páginas, ofrece la información más completa ofrecida hasta el momento de un proyecto cuyos orígenes se remontaban tiempo atrás, que realizó decenas de propuestas editoriales, cursos, conferencias, la conformación de una biblioteca hasta crear una atmósfera que permeó buena parte de la vida ciudadana y fue capaz de implicar a varios centenares de profesores y maestros, científicos, escritores, compositores, pintores, escultores, ceramistas, editores y personas de toda condición a los que unía aquel espíritu que provenía del proyecto de Francisco Giner de los Ríos y de Manuel Bartolomé Cossío.
Estos tres tomos abordan con extensión, generosidad y rigor la amplia dimensión de aquel proyecto. De la Sociedad Económica a la Universidad Popular. Raíces y contexto de la Educación Popular en la Segovia de la Restauración (1875-1919) es fruto de la investigación de José Manuel Valles, profesor durante años del IES María Moliner e historiador de formación clásica. Escrito con rigor y precisión, este primer volumen detalla todos aquellos aspectos de la vida de la ciudad en los que intervino esta Sociedad Económica: proyectos educativos, higiénicos, defensa del patrimonio, desarrollo urbanístico y reivindicación de la historia coincidiendo con fechas muy señaladas de carácter patriótico. Incluye un capítulo que titula “Feminismo y enseñanza de la mujer: dos vías muertas” donde da cuenta de los primeros pasos de una realidad en los cuales mucho tuvo que ver Alejandra de la Fuente quien ya destacaba esta realidad cuando aún no había comenzado el siglo XX.
Del segundo volumen es autor Carlos de Dueñas, profesor del IES Mariano Quintanilla, Culto a la cultura. Historia de la Universidad Popular Segoviana (1919-1936). Es un estudio del periodo en que propiamente se habla de Universidad Popular, el que transcurre desde su fundación hasta el 27 de noviembre de 1936 en que fue declarada “entidad fuera de la ley” (p. 263). Con un trabajo de archivo y hemeroteca exhaustivo y minucioso, el profesor Dueñas da cuenta de cuantas personas, proyectos y detalles conformaron esos quince años de vida intensa en los que se dieron cursos, dictaron conferencias, se formó la biblioteca, se editaron libros, periódicos y revistas con el apoyo imprescindible de Carlos Martín y se proyectó un poderoso impulso renovador a la educación, de alcance nacional, de la mano de Antonio Ballesteros y la complicidad de un buen número de maestros y profesores del Instituto y las Normales.
Completa esta edición Segovia 1900-1936. Diccionario Biográfico del cual es coordinador director Juan Manuel Moreno, académico de número y profesor del IES “La Albuera”. Lo forman algo más de dos centenares de biografías de personas directamente implicadas en la fundación de la Universidad Popular o en sus etapas posteriores o que conformaron algunos de sus círculos más próximos. Es la primera vez que se acomete en Segovia una obra de estas características y dimensiones. Ahí encuentra el lector biografías de nombres bien conocidos y ya familiares junto a otros que formaban también parte de la familia, pero eran menos conocidos y, sin embargo, imprescindibles para entender la vida de la Segovia de esos años.
Obra compleja, de enorme esfuerzo, que ha puesto a prueba la capacidad de “San Quirce” y que hace justicia con la herencia recibida. Obra que se pone en manos de cuantos desean conocer su pasado como actividad básica para construir un presente sólido, según ajustada expresión del historiador Álvarez Junco. Hacen el resto la bella edición de Diego Conte y el taller Tuco Naturaleza y Patrimonio de Sepúlveda. El conjunto de la obra abarca, por fin, cuantas dimensiones conformaron una empresa de enorme complejidad y del compromiso social, político y moral en torno al papel conferido a la cultura que les guiaba.
Las palabras de salutación de Clara Luquero, alcaldesa de la ciudad, recuerdan la obligación moral y política que el Ayuntamiento de Segovia tenía con este proyecto cuyo apoyo ha permitido editar esta obra voluminosa, bella y completa que luce ya en las librerías de la ciudad. Y a la que deseamos proyección nacional e internacional pues formó parte de un proyecto que sintonizaba con los movimientos de renovación de la Europa de su tiempo. “Segovia, Castilla, España, Europa…” gustaba decir a María Zambrano, nombrada académica de mérito de la Academia de Historia y Arte de San Quirce, en 1985, a su regreso a España tras su exilio, quien recordaba, por esos ya avanzados años y con viva memoria, a sus profesores del Instituto y las conferencias que escuchaba en la Universidad Popular. Toda una declaración para el destino de esta obra al igual que la nacida de otra expresión zambraniana: que la historia no debe interrumpirse cuando alcanza su punto mejor. La propuesta de aquellos segovianos de nacimiento o de afecto, sin duda, lo fue. La lectura de este libro nos hace cómplices de aquel sueño.
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(*) Universidad Autónoma de Madrid. Académico Correspondiente.
