La Diputación Provincial, que presidía Pedro Romero, llevaba años persiguiendo un lugar donde poder plantar sus reales en una sede fija, y la consiguió adquiriendo el Palacio de los Uceda-Peralta. El Palacio había comenzado a construirse en el siglo XVII, con remodelaciones destacadas en los siglos XIX y XX.
La fecha de compra/venta fue el 5 de junio de 1876. Cuatro años y nueve meses después de que los Odriozola-Orduña hubieran tomado posesión del Palacio referido. Para que pasara a otras manos se reunieron las partes. Por la ‘Dipu’, al parecer, su presidente; propietarios por la otra. Acuerdo rápido:
– Considerando –debieron decir los dueños-, que la Diputación cumple una labor ciudadana importante y que, pese a intentarlo, carece de casa propia, y que a nosotros el Palacio no nos resuelve ningún problema de vivienda, aceptamos como justiprecio la cuantía que oferta la Diputación.
El organismo quería comprar, los propietarios vender y ¡zas!, el casoplón (1) pasó a manos de la institución, que pagó por la propiedad la cantidad de ¡quince mil pesetas! Se compraron por ese precio 3.214,4208 metros. Resumiendo. El metro se fijó en 4,50 pesetas (0.028 céntimos de euro).
Unos días después, ante el notario Victoriano Pérez Arango y Nájera, se firmó la escritura (2). El Palacio había pertenecido a los Uceda-Peralta a lo largo de dos siglos. El recinto, que tiene su entrada oficial por la calle San Agustín, es de planta cuadrada, con dos ‘pisos’ y semisótano.
¿Y no se les ocurre preguntar al que escribe qué sucedió con el Palacio hasta llegar a esa venta? Pues, ante tan escaso interés ahora voy y lo ‘casco’.
A modo de introito: le aplican la canción La Falsa Moneda… “que de mano en mano va y ninguno se la queda”, que popularizó Imperio Argentina, 1936, y queda ‘nikelao’.
Supongamos que quieren saber cuándo dejó el Palacio de pertenecer a la familia de los Uceda. Les propongo un concreto año: 1845 y día 21 de noviembre. Al parecer, la referida familia –sus descendientes-, se encontraron con determinadas deudas de sus ascendientes. Para pagarlas pusieron en valor el Palacio.
Sin más explicación ahí va el rosario de propietarios:
– Pedro Alejandrino Aguado y María Sanz. Matrimonio. Ambos vecinos de Segovia y del comercio.
-A estos se lo compraron (1846) Huidobro y Revilla, empresarios.
-Nueve años después pasa a ser patrimonio del cántabro Agustín Huidobro.
-En 1856 lo adquiere el Marqués de la Pezuela (Juan de la Pezuela y Ceballos).
– Este lo permutó ese mismo año por otra propiedad de la que era dueño el Marqués de Campo Real y Conde de Cobatillas (Fernando de Saada y Muntaner).
(Espero y deseo que sigan ustedes el hilo, porque yo estoy a punto de mareo).
-El último comprador se lo cedió en testamento a su hijo Eduardo de Saada y López –Lesperguer.
(A estas alturas de la narración el Palacio no sabía a qué dueño quedarse. Tenía un mareo cual tajada (3) de noche loca).
Por dificultades económicas y no poder devolver préstamos de su último titular, el Palacio sale a pública subasta. La mejor puja fue la del Comendador (4) Leandro de Odriozola. Nuevo propietario.
(No desesperen, Continúen. Ya queda poco).
-El señor Odriozola( 1871) se lo da por testamento a su hija Gregoria, casada con Federico de Orduña y Muñoz (5).
Estos alquilan una parte del palacio al Círculo de Recreo ‘La Unión Segoviana’, que luego, dicen los que husmean en la historia, fue Casino de la Unión. Sin embargo no me casa para nada, pero nada, la fecha de creación del Casino en 1835 ¿Estaré equivocado?
El matrimonio lo vende a la Diputación, y hasta ahora.
¡Qué final más guay! (6)
Pistas finales. El Palacio es un ‘compuesto’ de dos casoplones: el de los Uceda, lugar donde se sitúa, (c/ San Agustín) la puerta principal del organismo, y el Palacio de los Maldonado al que se accede por la plaza Conde Cheste. El de los Maldonado tiene historia aparte. Pero no me queda papel. Así que, ajo y agua.
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(1) Casa grande y lujosa (RAE)
(2) Revista “El Mirador de Segovia”, año 1993.
(3) Borrachera a causa del consumo excesivo de alcohol.
(4) Caballero que tiene encomienda de alguna de los órdenes militares.
(5) Presidente de la Diputación 1886-1899
(6) Muy bueno, estupendo (RAE)
