Pues, sí, Felices Fiestas de Navidad, aunque estas dos últimas palabras “se las han comido” en el letrerito luminoso que corona la Casa Consistorial. Lógico, si la mayoría de sus miembros rectores no sienten como tal la Navidad…aunque a la hora de las comidas y cenas, del cava e incluso del champán, todo el mundo, de una u otra ideología, de unos y otros sentimientos religiosos, nos apuntamos.
Bueno, dejemos la cosa aquí, y vayamos a lo que hoy nos interesa, y es la presencia de la Navidad, a través de los montajes de belenes de mayor o menor extensión, que todavía se pueden encontrar estos días en la ciudad. En la provincia es otra cosa, porque a pesar de la despoblación que continuamente se viene registrando, en la mayoría de los habitantes que quedan, la Navidad se vive más intensamente, más familiarmente, incluso con manifestaciones corales y, por supuesto, con unos numerosos y atractivos montajes de belenes, arte en el que se destacan sobremanera algunas localidades.
En cuanto a la ciudad, hay que destacar que algunos establecimientos comerciales de todo tipo tienen aún un recuerdo directo a la Navidad, y han montado, en sus escaparates e incluso en el interior, en el caso de algunos bares, unos pequeños belenes que a quienes “creemos todavía en la Navidad”, nos traen recuerdos de todo tipo y nos confirman en la existencia de personas que aún siguen sintiendo estas fechas en su hondo y real significado.
Asimismo seguimos teniendo la presencia de algunos belenes de mayor tamaño y consistencia, porque la tradición se continúa manteniendo en templos y en algún que otro organismo oficial, como por ejemplo, en la Diputación, donde sus rectores todavía permanecen fieles a la tradición que desde hace bastantes años lleva a seguir instalando su gran nacimiento en el patio central. No olvidamos los otros también tradicionales como el de las Hermanitas de los Pobres y la iglesia del Cristo del Mercado, tan artísticos siempre, aparte del algún otro que quizá se me vaya en este momento del recuerdo. Y ello porque paso a la noticia de tres novedades, que este año se representan en un belén de “entorno egipcio” montado en la antigua capilla del palacio episcopal, más otros dos de considerable envergadura, uno en el Torreón de Lozoya, que de esta forma recupera la tradición que durante muchos años mantuvo la tristemente desaparecida Caja de Ahorros y que ahora parece tratar de recuperar su Fundación, esta vez con una original y muy artística ambientación segoviana, y con un “prólogo” con reproducciones fotográficas de obras de arte de la provincia referidas a la Navidad; y el otro gran testimonio sorprende, por sus dimensiones y por sus exquisitos y bien cuidados detalles, en el claustro del antiguo Seminario Conciliar, donde ocupa todo un ala completa para dejar constancia de los largos meses que se han empleado en su construcción y montaje.
Por supuesto, no faltarán en estos días navideños los conciertos y recitales en locales cerrados, templos o al aire libre, más la presencia de algunos grupos entusiastas de la Navidad que puedan alegrar las calles con sus cantos y zambombas. Me dice un amigo, a este respecto, que con otros compañeros han formado un pequeño coro con el que “matar” los tiempos libres y que tienen el propósito de visitar algunos de los precitados belenes, sin previo aviso, para sorprender a los presentes con la interpretación de villancicos tradicionales.
Y es que, pese a quien pese, en el fondo de muchos hombres (y mujeres, claro; lo digo para que no se molesten los que gramaticalmente no hacen caso a determinadas reglas ortográficas), siguen manteniendo sus creencias en el nacimiento del Niño en Belén y en la llegada de los Reyes Magos.
Creencias que sigan por muchos años.
