Valeriano Herrero y Teresa Sanz celebran este año su 72 aniversario de boda. Nacieron y viven desde hace 97 años en la localidad segoviana de Escalona del Prado y se han convertido en el referente para conocer el pasado de este municipio, del que son la historia viva. Mientras Valeriano, dedicado toda su vida a la agricultura, riega sus tomateras, Teresa hojea todos los días El Adelantado, del que son suscriptores, al mismo tiempo que ve la televisión acompañada de su cuidadora Alejandra. Las páginas semanales del decano de la prensa segoviana dedicadas al sector de la agricultura son unas de las más leídas por Valeriano, que recorta todos los viernes los precios de la Lonja Agraria para enseñárselos a su yerno Valentín. Y últimamente lee con frecuencia las palabras «cambio climático», un fenómeno sobre el que también pregunta a su yerno ingeniero, sobre en qué medida puede afectar a la agricultura.
En plenas facultades mentales y anímicas, este matrimonio es la memoria de un pueblo, al que acuden todos los vecinos que quieren rememorar historias pasadas del pueblo, recordando nombres y parentescos de sus antepasados.
Entrelazan los acontecimientos actuales con el pasado del pueblo y con aquellos antepasados bisabuelos y tatarabuelos de sus actuales habitantes. Valeriano y Teresa recuerdan fechas de diferentes acontecimientos: de cosechas, penurias, desgracias, conflictos familiares, alegrías y desdichas del pueblo y sus familias, y además, con la perspectiva que dan los años. Capítulo especial son sus referencias a la Guerra Civil y a los años posteriores del estraperlo y el hambre, «aunque en el pueblo nunca se pasó hambre», sentencia Valeriano. «El hambre puede rondar la casa de los agricultores, pero nunca entra en ellas». Y Teresa añade, «además, en vida, todos los problemas tienen solución, todo tiene arreglo menos la muerte».
Los abuelos más ancianos de Escalona del Prado disfrutan felices de estos años, conocedores de que su vida ha sorteado problemas de salud graves, de los que han salido ilesos, y de que pueden ser «llamados», como ellos dicen, cualquier día, dando por terminado su ciclo vital. Mientras tanto, Valeriano disfruta con los partidos de fútbol y Teresa con las corridas de toros. Él es del Real Madrid y a ella le gusta ver todas las corridas del canal de toros.
De esta forma se enfrentan día a día a la «lucha de la vida», con agradecimiento y optimismo por los años vividos y sobre todo con la esperanza puesta en cumplir 100 años cada uno y festejar sus 75 años de casados con toda la familia: sus dos hijas, Gloria y María Isabel, sus seis nietos y sus ocho biznietos.
Las visitas semanales de sus hijas y las llamadas y visitas de sus nietos y biznietos son el principal premio, motivo de su optimismo frente a la vida y frente a los últimos años de su larga longevidad.
Los abuelos de Escalona del Prado esperan celebrar en tres años las bodas de platino y pueden llegar a ser un caso único, o muy raro, que ya lo son, en España, de un matrimonio unido durante 75 años y en buenas condiciones, que mira con alegría y satisfacción todo lo que han vivido y lo que aún les queda por vivir.
