El primer aniversario de la llegada de Barack Obama al Despacho Oval se convirtió ayer en un calvario para el presidente de EEUU después de que, solo un día antes, el candidato republicano, Scott Brown, derrotara a su rival Martha Coakley en la elección senatorial en Massachusetts por el escaño que dejó libre el fallecido Ted Kennedy con un resultado que significó la pérdida de la supermayoría que tenía el Partido Demócrata en la Cámara Alta.
Este desenlace pone en peligro la reforma del sistema de salud, uno de los pilares de su política interna. Además, se produjo en uno de los estados que en las últimas décadas era considerado uno de los bastiones en el país de la formación gobernante.
Obama transmitió sus felicitaciones al ganador. «El presidente le manifestó que espera trabajar con él en los importantes desafíos que afrontan las familias de Massachusetts y de todo el país» que luchan con los problemas económicos, según indicó la Casa Blanca.
Brown venció al acumular un 52 por ciento de los sufragios contra el 47 por ciento conseguido por la aspirante demócrata.
La supermayoría en la Cámara Alta de 100 miembros significa un mínimo de 60 senadores de un partido, un número que impide maniobras dilatorias de la oposición y el estancamiento de los proyectos de ley. Con este triunfo, los republicanos tienen ahora 41 legisladores en el Hemiciclo.
En esta elección especial también participó el independiente Joseph Kennedy, sin parentesco con el clan de igual nombre, quien logró un 1 por ciento de los votos.
Hasta hace unas semanas las encuestas pronosticaban un fácil triunfo de Coakley, actualmente la fiscal general del estado.
Pero Brown pareció aprovechar el descontento con la agenda de Obama que reinaba entre los republicanos e independientes para sumar adeptos e incluso aventajar a su principal rival en las encuestas más tardías.
En los últimos días Brown se mostró confiado en su triunfo y aseguró que sería el «voto número 41» en el Senado.
La Casa Blanca había minimizado el significado de esta elección especial e insistió en que no era un referendo sobre el plan de salud porque, de hecho, ese estado cuenta ya con cobertura médica universal. La reforma sanitaria fue una de las causas que enarboló Kennedy durante todos sus 47 años de carrera política que terminaron el año pasado con su muerte por cáncer cerebral.
El proyecto ya fue aprobado de forma preliminar en ambas cámaras del Congreso, pero sus dos versiones tienen que ser armonizadas y sometidas a votación en una versión definitiva que sería promulgada por Obama. Los republicanos se opusieron a esa reforma que calificaron como una intervención del Gobierno que no ampliará la cobertura médica universal y abultará el déficit.
Según los observadores, la contienda en Massachusetts reflejó el inhóspito ambiente político que prevalece en el país.
