La funcionaria de la embajada de la UE Pilar Juárez Boal, de 53 años, fue encontrada muerta, ayer, sábado, e identificada por el cónsul de España en Haití, según ha confirmado, esta madrugada, su esposo José Valverde, evacuado a Santo Domingo, junto al hijo de ambos, Bruno Valverde Juárez, y otros ciudadanos europeos. A Juárez Boal, muy vinculada con el municipio de La Granja, le sorprendió el terremoto en la cuarta planta de la sede de la ONU en Puerto Príncipe, donde participaba en una reunión en su calidad de “segunda” de la embajada de la UE, como ha reconocido su esposo.
Con aparente tranquilidad, en conversación telefónica, José Valverde informó que el cadáver de su esposa está en la morgue de la Minustha y ha sido reconocido por el cónsul de España en Haití, amigo del matrimonio. Asimismo, junto a él se encuentra el cónsul de España de la República Dominicana prestándole asistencia para repatriar el cadáver, aunque “nuestras cosas personales y las mascotas se quedarán en Haití, para poder ser recuperadas en otro momento”.
Valverde manifestó encontrarse “con mucha paz, pues todo el sufrimiento de estos días de no saber a qué atenerme me han hecho tener una fortaleza que no puedo ni imaginar, estoy alucinado”. A falta de más detalles sobre el lugar donde ha aparecido el cadáver, Valverde piensa que los restos de su esposa pueden ser repatriados en el avión en el que regrese la vicepresidenta primera del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, de viaje en Haití, donde también volaría él y el hijo del matrimonio.
José Valverde pedía ayer, horas antes de conocer el fallecimiento de su esposa, que los países organicen un mando único colegiado para que sea efectiva la ayuda humanitaria que está llegando y para retirar cadáveres de las calles.
En unas declaraciones a este periódico desde Santo Domingo, donde fue trasladado con su hijo Bruno, Valverde ha explicado que una de las prioridades es el envío de gasolina, por ejemplo, y ha insistido en que «hay muy buena voluntad en la solidaridad, en el envío, en recoger dinero, pero al final se queda en la carretera».
José Valverde y el hijo del matrimonio forman parte de una parte de miembros de la delegación de la UE en Haití que han sido evacuados y, tras evaluar lo que han visto y han sentido, ambos se han propuesto trabajar para que la ayuda llegue a su destino.
Pilar Juárez, miembro de una conocida familia de La Granja, de 53 años, considerada «la segunda» de la embajada de la UE en Haití, sentía pasión por los asuntos de cooperación y ayuda humanitaria, según su esposo.
Eso es lo que le mueve ahora: «Ella es un ejemplo de trabajo, llevamos muchos años metidos en temas de cooperación, siempre volcada hacia los demás, todo esto lo puedo estar haciendo gracias a la formación que he recibido estando al lado de esta mujer».
En la entrevista, Valverde sigue lamentando «el problema, es que la organización de Naciones Unidas está descabezada, nadie sabe nada dónde hay que llevar la ayuda humanitaria, es preciso que se monte un gabinete de crisis colegiado a nivel de todos los donantes, no que cada uno tome una iniciativa por separado».
Que cada país actúe por su cuenta, según el esposo de Pilar Juárez, «no sirve para nada, por ejemplo los soldados que llegan llevan logística para ellos y no para ayudar al pueblo haitiano».
Para Valverde, «la ayuda humanitaria no está llegando a su destino, hay mucha hambre, muchos muertos, he vivido una situación de estrés muy fuerte, miles de personas fallecidas en la calle, tiene que haber una estrategia para recoger esos cadáveres porque si no va a haber un proceso epidemiológico grave».
Asimismo, ha añadido que «no hay gasolina, sin ella no hay ayuda humanitaria porque no hay coches que puedan ir a repartirla; se necesita agua para hidratar a la gente y organización en torno a evacuación de enfermos y hospitales». Su conclusión es que no hay comunicaciones porque no hay energía, por lo que «la ayuda se debe agrupar en la gasolina, para poder dinamizar el aporte y que llegue a su sitio».
En opinión del esposo de la funcionaria de la embajada de la UE, la gestión de la ayuda se podía establecer en Haití, tras un reconocimiento del lugar, se vean las necesidades «y la información llegue a un núcleo colegiado con representantes de la ONU, EE.UU, UE, Japón o China, elijan un portavoz y establezcan prioridades». José Valverde insiste en que todo tiene que ser tan sencillo como «sentarse, tomar decisiones y evaluar el terreno de una manera colegiada, no puede ser que cada uno haga lo que de le gana».