Después de filtrar datos sobre el presunto espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana (NSA), un «deber moral», según manifestó cuando empezó a desvelar los documentos, Edward Snowden ha dado un paso más. Y es que ayer llamó a la población mundial a rebelarse contra la vigilancia masiva que está llevando a cabo la primera potencia del planeta sobre ciudadanos, políticos y empresarios de otros países, algunos, inclusos, aliados.
En un artículo publicado en la revista alemana Der Spiegel bajo el título Manifiesto de la verdad, el estadounidense defendió que las voces que piden una mayor supervisión de los programas de escuchas son una prueba de que la filtración de estos estaba justificada.
Así, llegó incluso a afirmar que el debate que han generado sus publicaciones ha permitido ya lograr cambios. «En lugar de causar daño, la utilidad de estos nuevos conocimientos públicos para la sociedad está clara, porque se están sugiriendo reformas en la política, la supervisión y las leyes», señaló.
«Los ciudadanos tienen que luchar contra la ocultación de datos sobre asuntos de esencial importancia para el público. Aquellos que dicen la verdad no están cometiendo un delito», argumentó.
En su escrito, Snowden consideró que la vigilancia masiva es un «problema global» que necesitaba «soluciones globales», y agregó que «los programas de espionaje criminales» de los servicios secretos ponían en peligro «la privacidad individual, la libertad de opinión y las sociedades abiertas».
«Tenemos una tarea moral para asegurar que nuestras leyes y valores limitan los planes de vigilancia y protegen los derechos humanos», indicó. La sociedad, agregó, solo podría entenderlo a través de un «debate abierto, implacable e informado».
El exinformático, que goza de asilo político temporal en Rusia, se mostró dispuesto a ofrecer más información sobre las prácticas de espionaje. De hecho, se encuentra negociando con Alemania para aportar más datos sobre la presunta vigilancia a la canciller, Angela Merkel. Por ello, personalidades de la política, la cultura y el deporte de la nación germana se pronunciaron a favor de otorgar asilo político al estadounidense, ya que el joven no puede abandonar Moscú o perdería su posición actual.
Por otro lado, y según nuevos datos proporcionados por Snowden a The New York Times, Venezuela integraba en 2007 una lista de seis objetivos prioritarios para la NSA, preocupada por la amenaza que la influencia del Gobierno de Hugo Chávez podía suponer para los intereses de Estados Unidos en Latinoamérica.
A largo plazo
En la lista de «objetivos a largo plazo», se situaba el país caribeño en primer lugar, seguido de China, Corea del Norte, Irán, Irak y Rusia.
Además, tal y como publicó el mismo rotativo, la agencia norteamericana vigiló a aliados tan estrechos como Israel y algunos de sus sistemas militares de mayor importancia estratégica.
La información pone como ejemplo del espionaje de Estados Unidos a sus aliados las medidas puestas en marcha por la NSA para hacer un seguimiento «de objetivos militares judíos de alta prioridad», aunque el Ejecutivo de Tel Aviv también obtenía a cambio información en bruto de las monitorizaciones estadounidenses.
En concreto, los informes, fechados entre 2007 y 2012, revelan «una colaboración con la Unidad Nacional de Inteligencia de Señales (Sigint) de Israel, que consigue datos en bruto de la NSA y proporciona también datos a cambio, pero también mencionan el seguimiento por parte de la agencia de objetivos militares hebreos de alta prioridad como los aviones no tripulados o el sistema de misiles Black Sparrow».
El pasado mes de septiembre el británico The Guardian informó de que un documento de Snowden, un Memorándum de Entendimiento bilateral, reveló que la NSA compartía «datos de inteligencia en bruto» con Israel sin eliminar la información relativa a ciudadanos norteamericanos.
