Tres chicas perdieron la vida y otras dos, entre ellas una menor, se encuentran hospitalizadas con pronóstico grave, tras sufrir una parada cardiorrespiratoria traumática durante una fiesta que se celebró en la madrugada del jueves en el Madrid Arena de la Casa de Campo.
La Policía investiga si la posible causa del suceso fue una avalancha tras el lanzamiento de una bengala o un petardo en el interior del recinto, lo que pudo causar la huida de los jóvenes al confundirlos con disparos. Así, sobre las 04,00 horas, se desató el pánico entre los asistentes a la fiesta, que se agolparon en uno de los pasillos de salida arrollando a las víctimas de este trágico suceso. De hecho, dos de las víctimas mortales perdieron la vida en el interior del recinto, mientras que la tercera pereció de camino al hospital. Las tres tenían 18 años.
Por otro lado, otras dos jóvenes resultaron heridas de gravedad, una de ellas menor de edad. Es ésta la que tiene un pronóstico más grave y, al cierre de esta edición, permanecía con respiración artificial a la espera de que sus padres llegaran al hospital, pues la pareja se encontraba de viaje, con lo que fue su hermano el encargado de identificarla. Por otro lado, no se teme por la vida de la otra chica, de 20 años, que presenta un aplastamiento torácico y ha sufrido una falta de oxígeno en el cerebro, por lo que muy posiblemente tendrá importantes secuelas.
La celebración de la fiesta denominada Thriller Music Park, con música electrónica y en un «ambiente de terror», tuvo lugar en el pabellón deportivo Madrid Arena, para festejar Halloween. El vicealcalde de la capital, Miguel Ángel Villanueva, informó de que, según la empresa organizadora, Diviertt S.L., no se había excedido el aforo del local, de 10.600 personas -se vendieron 9.650-.
De hecho, Villanueva explicó que la mayoría de los asistentes al evento ni siquiera se enteró de lo que había sucedido hasta que no abandonaron el local, puesto que la música paró apenas unos segundos para evitar una avalancha de gente aún mayor.
A pesar de que no había exceso de asistentes sí se valora que éstos estuvieran repartidos de manera desigual entre la pista y las zonas más altas, condición que pudo dificultar la salida de los jóvenes al oír los ruidos que les asustaron. Una de las asistente sostuvo que todas las salidas menos una estaban cerradas cuando se produjo la avalancha. «Había un tapón humano en la única salida, porque todas las demás estaban precintadas», relató. Sin embargo, la empresa municipal Madrid Espacios y Congresos, propietaria de Madrid Arena, argumentó desde el primer momento que «no se produjo ningún problema con los accesos de salida del recinto».
