La cantera segoviana de sumilleres continúa fabricando nuevos valores. El último de ellos es una mujer, María Ferreiro, coruñesa de nacimiento pero afincada en Segovia desde hace años, que ha brillado con luz propia en el reciente Concurso de Sumilleres 2010 de Castilla y León, celebrado en el auditorio ‘Ciudad de León’, donde se colocó en segunda posición, únicamente superada por el leonés Álvaro Prieto, que revalidó su título.
Para Ferreiro, cuya sapiencia en vinos es bien conocida por los clientes del restaurante El Cordero, el concurso resultó “bastante complicado”. Los cerca de 40 profesionales de Castilla y León inscritos debieron poner a prueba todos sus conocimientos de enología. Así, después de un examen con 50 preguntas, afrontaron otros cuatro ejercicios (decantación, “carta errónea”, cata y maridaje). El jurado, compuesto por los presidentes provinciales de las asociaciones de sumilleres, dictó sentencia, encaramando a Prieto a lo más alto y dejando a Ferreiro a su vera.
“El esfuerzo ha merecido la pena”, afirmaba ayer esta segoviana de adopción, que guardará el trofeo junto a otro gran recuerdo, el de finalista en “La Nariz de Oro”. Ahora, su próximo reto es concluir el prestigioso curso de sumiller de la Cámara de Comercio de Madrid. Después, preparará el campeonato nacional de sumilleres, a celebrar en otoño en San Sebastián.
Para este último reto, contará con el apoyo de los sumilleres veteranos” de Segovia. Se refiere a su jefe, Ángel García y al resto de ‘la banda’ —Pablo Martín, “Mazaca”, Paco Plaza o Henar Puente—. “Seguro que me ayudan”, reitera Ferreiro, una convencida de que “en Segovia están los mejores sumilleres de España”.
Como sus maestros, ella también es experta en vinos, solo que ha preferido especializarse en algunos no tan conocidos como los Rioja o Ribera del Duero. “Me atraen mucho los vinos catalanes y los de Toro”, afirma. Entre los segovianos, destaca los blancos, “aunque en tintos también se están haciendo las cosas bien”, matiza a renglón seguido.
Del público segoviano, señala que “entiende y le gusta el vino”. Además, aprecia que sus clientes en el restaurante El Cordero “se dejan aconsejar”. De profesionales como ella debe uno fiarse, no hay la menor duda.
