Si el pasado jueves despedíamos al gran mito del cine español, Alfredo Landa, ayer se fue la voz de la gran pantalla: Constantino Romero. El presentador de televisión, actor y locutor falleció en Barcelona a los 65 años víctima de una enfermedad neurológica.
Romero nació en 1947 en Albacete y el 12 de diciembre de 2012 anunció su jubilación tras 47 años de carrera profesional, que había comenzado en 1965 en Radio Barcelona. El manchego comenzó como locutor de Radio Barcelona. Algunos de los programas que presentó en televisión fueron El tiempo es oro, La parodia nacional y Alta tensión.
La capilla ardiente quedó instalada ayer en el tanatorio barcelonés de Sant Gervasi, y la ceremonia de despedida del artista tendrá lugar hoy a las 13,00 horas en el mismo lugar.
No era solo un rostro conocido en la pequeña pantalla sino que además fue el encargado de doblar durante muchos años a grandes actores como Clint Eastwood, Roger Moore y Arnold Schwarzenneger. Fue premiado con una Antena de Oro en 1999 y dos TP de Oro como mejor presentador de televisión en 1996 en La parodia nacional y en 1999 por Alta Tensión.
Harry el sucio -y su ¡Alégrame el día!-, William Munny, el predicador de El jinete pálido, Frankie Dunn -Million Dollar Baby- y un larguísimo listado de personajes del director de Sin perdón le deben mucho -o casi todo- a la voz de Romero, que les dotó de una personalidad que ahora se pierde.
Lo que resulta evidente es que el albaceteño pasará a la Historia del cine español por haber encarnado -en el estudio de doblaje- a Darth Vader en la primera trilogía de La guerra de las galaxias, y sobre todo en el Episodio V, El imperio contraataca, donde deja una frase para la posteridad en una de las escenas cumbre del celuloide: «Yo soy tu padre». ¡Cuántos politonos tendrán la voz de este hombre al que la muerte vino a visitar tan pronto!
También quedará para el recuerdo que pusiera ese don con el que cautivó a millones de personas al servicio de los Juegos Olímpicos de Barcelona’92. Desde la ceremonia de inauguración en el Estadio de Montjuic, hasta la clausura, con aquella mítica frase de «Atletas, bajen del escenario». Y es que nadie quería irse de allí por lo bien que se lo estaban pasando.
Desgraciadamente, como todas las películas, todo tiene un final y Romero anunció su jubilación el 12 de diciembre del año pasado a través de su cuenta en la red social Twitter: Gracias por el afecto. Han sido 47 años de trabajo. Y toda una vida. Radio, televisión, teatro, doblaje. Ha valido la pena. Un abrazo. That’s all folks! ¡Eso es todo amigos! Desde el pasado 5 de mayo permanecía inactivo el canal a través del cual se relacionaba con su legión de seguidores.
Constantino Romero también fue un hombre de teatro, pero era tal el poder de su voz, que cualquier personaje quedaba siempre en un segundo plano.
Uno de sus últimos trabajos escénicos fue en Beaumarchais, de Sacha Gitry, bajo las órdenes de José María Flotats, obra en la que se convirtió en Benjamin Franklin y también en Campistron, presidente de la Académie Française.
Entre las primeras reacciones a la muerte del conocido presentador está la del presidente de la Academia de Televisión, Manuel Campo Vidal, quien señaló que «hoy es un día triste» porque ha fallecido un «gran profesional y una gran persona». «Ha sido uno de los grandes de la historia audiovisual española durante casi medio siglo», añadió. Ahora, en su Albacete natal, ya se le está buscando un busto y una calle.
