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«Como cronista yo me siento el notario del pasado»

por Raquel Moratilla Rey
14 de julio de 2019
en Segovia
José Antonio Linaje Conde con el busto de Emiliano Barral.

José Antonio Linaje Conde con el busto de Emiliano Barral.

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José Antonio Linage Conde, notario de profesión, historiador de vocación, lleva su nombramiento de Cronista Oficial de Sepúlveda con total responsabilidad.

Jubilado como notario, aún sigue buscando en los archivos de protocolos porque “ahora se siente más notario que antes” y, a su edad, no solo ha presentado una de las obras más completas sobre la vida de Emiliano Barral y sus hermanos, también continúa investigando sobre las cofradías y la historia de su localidad natal.

Eso sí, para Linage Conde, un capítulo de su vida que le tiene muy orgulloso es su pertenencia a la Academia de Historia y Arte de San Quirce, hecho que para él es importante “por lo que vale en sí, por lo que significa para Segovia … estoy contento de pertenecer a ella”. Su historia es larga y dedicada al estudio. De sus estudios, sus libros, sus anécdotas…él mismo nos cuenta algunos momentos.

— ¿Hasta qué año vivió en Sepúlveda?
— En Sepúlveda estaba con mi madre y, cuando terminó la Guerra, estuvimos en Cantalejo, porque estaban allí mi abuela y mis tías. De Cantalejo también tengo un recuerdo entrañable pero, enseguida nos mudamos a Sepúlveda y recuperamos la vecindad allí.
Estuve tres años interno en Aranda de Duero, los años del fin de la Segunda Guerra Mundial, un tiempo muy remoto. Después de esto, mi madre y yo pasamos a Segovia, donde estudié la segunda parte del Bachillerato.

— ¿Desde cuándo vive en Madrid?
— En Madrid llevo viviendo mucho tiempo, aquí estuve durante la Guerra Civil pero después vine definitivamente en el año 1980, aunque teníamos casa desde un tiempo antes y veníamos algunas temporadas.

— Llega a Madrid pero Sepúlveda no se olvida nunca… ¿qué le gusta más de Sepúlveda?
— El emplazamiento, el paisaje urbano, el Cañón del Duratón… son paisajes muy singulares.
Fui al Gran Cañón del Colorado (Nevada, USA) para ver el parecido que tenía con el Cañón de Sepúlveda y… El Gran Cañón del Colorado es más espectacular, más grande pero, precisamente por eso, es menos Cañón.

— Hablemos de su tarea como Cronista Oficial de la Villa de Sepúlveda.
— Mi ambición fue conocer toda Sepúlveda. Tanto el presente como el pasado, en historia como en literatura… y, desde niño, iba al Archivo Municipal. Sobre esto te contaré que mi cruz siempre ha sido la Paleografía, y hoy sigue siendo un hueso duro de roer.

— De sus estudios sobre Sepúlveda ¿qué capítulo le ha gustado más? ¿qué periodo de la historia de Sepúlveda es más interesante?
— No hay más remedio que reconocer que El Fuero, es lo más importante pero creo que hay que llamar la atención, sobre todo a mis paisanos, porque la historia de Sepúlveda no se reduce solo a la Edad Media, ni a Fernán González, ni al Fuero…. también Sepúlveda ha existido en el siglo XVI, XVII, XVIII, XIX y XX… ahora poco pero sigue existiendo… digo poco por la gran tragedia de la despoblación…

Recuerdo cuando yo era pequeño y joven, en los años 50, se tenía nostalgia de la Sepúlveda de antes, pensábamos que estábamos decayendo, que había menos gente, que había pocos puestos de trabajo, que no había medios de vida …Por poner un ejemplo, entre Sepúlveda y Riaza, en esta localidad viene a haber unos 2000 habitantes y, en Sepúlveda, hay bastantes menos de mil…y, parece que no pero, de 1000 a 2000, hay una diferencia enorme.

Aparte de esto, el problema de los pueblos, no solamente es el problema de la despoblación. La sociabilidad, el tono social, ha cambiado mucho con la vida moderna porque antes Sepúlveda era cabeza de partido y eso le daba cierto prestigio, cierta categoría. Ahora, esa categoría existe pero solo en el plano administrativo oficial porque ya los funcionarios atienden como antes o mejor su función pero, “a las horas de oficina” porque luego, casi siempre desaparecen del pueblo.

Recuerdo que, cuando quería hacer el Notariado, fui e ver a Rafael Núñez Lagos, que era el Pontífice del Notariado. Era el que más sabía de historia notarial y tenía un gran entusiasmo… Hasta ahora los notarios han tenido mucho que hacer, pese a quienes pensaban que solo se dedicaban a firmar y, este hombre pasó tres meses y medio recorriendo toda Hispano América estudiando la historia notarial de cada lugar… Núñez Lagos me previno contra “cierta tentación que podíamos tener los notarios de no asentarnos demasiado en el pueblo” y, me dijo: “No te olvides que el notario, debe ser uno de los valores solemnes de la localidad”. Y tenía razón. Ahora no se plantea la cuestión de si el notario es un valor solemne o no, es que no hay valores solemnes.

— En Sepúlveda ¿hubo alguna vez una visita importante como en otros pueblos que han visto incluso a reyes?
— Hoy la historia pretende darse a conocer sin limitarse a esos eventos espectaculares pero, hablando de visitas, hay que recordar la visita de Enrique IV, una visita que fue tremendamente conflictiva. A Enrique IV casi le apedrearon en Sepúlveda.

— ¿Por qué?
— Segovia tiene que estar muy agradecida a Enrique IV, fue el rey que tenía a Segovia como predilecta pero, este rey quiso ceder Sepúlveda en señorío, eso no estaba bien visto, podía verse como una cierta amenaza al Régimen Foral y, por eso hubo…. no tanto como apedrearle pero… sí, si…

— ¿Hay muchos documentos e historias sobre Sepúlveda en los archivos? ¿Cuesta trabajo encontrarlos?
— Sí, cuesta trabajo. Los archivos están bastante mutilados en Sepúlveda. Tanto el parroquial como el municipal, tienen muchas lagunas en la documentación, pero todavía hay mucho en los Archivos Nacionales como Simancas o en el Archivo Histórico Nacional.

Para el historiador siempre es un trabajo encontrar el pasado. Aunque los archivos estuvieran en mejores condiciones… lo que debe tener el historiador es una noción clara de lo que va buscando, de la historia, del tiempo… tener un enfoque y, una vez que se tiene ese enfoque, se deja uno llevar, y siempre aparecen cosas.

— Me han contado sus colegas en otros pueblos de Segovia que, algunas veces…, vas buscando una cosa y te encuentras con otra…
— Y, a mí eso, te confieso que es lo que más me gusta, eso me encanta, eso se nota mucho más en los Archivos Notariales, en los Archivos de Protocolos.

— Según parece son curiosísimos… las herencias…
— Tienen un inconveniente, pasas muchos documentos, muchos documentos… que son todos anodinos. Unos iguales que otros pero, de repente, te encuentras cosas mucho más variadas que en cualquier otro tipo de archivo porque, en el Archivo Municipal, ya se sabe, se pueden encontrar cosas que tienen relación con el Ayuntamiento, con el Concejo pero, en el Archivo de Protocolo, hay de todo. Depende de la suerte que tengas.

Hemos tenido concepciones tan radicales de la historia que ha habido quien ha dicho que los Archivos Notariales no tienen interés, porque se prestan poco a la estadística, dicen que lo que encuentran en ellos son curiosidades y a mí, esto me parece una aberración.

— Como Cronista de Sepúlveda ¿qué publicaciones tiene?
— Como historiador, me he dedicado sobre todo, a la historia de la Orden de los Benedictinos, a las Órdenes Monásticas de la Iglesia. Las órdenes suelen estar centralizadas, tienen en Roma un Gobierno General pero los Benedictinos no. Cada monasterio era independiente y por eso ha habido poca gente que se ocupara de su historia como conjunto. Así, la historia de los Benedictinos que he hecho, completa, casi es la única. Yo me he ocupado también de los Cistercienses.

Aparte de los Benedictinos, lo que he hecho y lo que sigo haciendo es de Sepúlveda.

— ¿Cuál ha sido la última publicación?
— En Sepúlveda, hice la historia de las cofradías, esa me hizo mucha ilusión porque las cofradías no tenían solo un sentido religioso, eran la vida del pueblo. No hace mucho, he hecho la historia de la Cofradía de la Cruz y del hospital que estaba a su cargo.

— Y, además le da tiempo a escribir libros como el que ha presentado recientemente sobre “Emiliano Barral y sus Hermanos”.
— Eso también es Sepúlveda…la falta de tiempo es un comodín, se exagera demasiado la falta de tiempo, el día da mucho de sí. El que se propone tener tiempo, creo que lo consigue.
Cuando se habla con alguien de ciertas aficiones… y, te dicen que no tienen tiempo y que lo van a hacer cuando se jubilen, desconfío.

— Que le gustaría hacer a partir de ahora ¿hay algún proyecto previsto?
— Ahora, salvo que tenga un compromiso muy fuerte, no quiero volver a la historia de los Benedictinos. Ahora me queda Sepúlveda y, ahora que ya no ejerzo de notario, porque hace mucho tiempo que estoy jubilado, aunque pueda sonar a algo romántico, me siento más notario que antes y a la historia del notariado me dedico ahora un poco.

— ¿Veremos pronto un libro sobre ese tema? tanto de Sepúlveda como de Segovia…
— Para hacer la historia de Sepúlveda, hay que buscar en los Archivos de Protocolos y, ahora, mi asignatura pendiente es el Archivo de Protocolos de Sepúlveda que está en el Archivo Provincial de Segovia. La respuesta está en este archivo.

Quien va mucho más que yo por los archivos es el Cronista de Segovia, el gran Antonio Ruiz que tiene ya allí casi su despacho.

— Por lo tanto, ahora irá mucho por Segovia…
— Sí, estoy familiarizado con el autobús.

— El Archivo Provincial de Segovia es… fabuloso, se nota la mano de María Pía Sernent…
— Está muy bien atendido, hay una gente amabilísima. Me siento allí como en casa.

— ¿Qué le parece el cargo de Cronista Oficia?
— Es un cargo tradicional, no tiene apenas legislación, no hay leyes que hablen de sus derechos, límites… Pero, yo diría que tiene dos facetas: El Cronista debe estar atento a lo que ocurre ahora, tomar nota de ello y, dejarlo consignado para la posteridad pero además, el cronista lo debe ser de los temas del pasado. Como cronista yo me siento el “notario del pasado”.

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