Con el comienzo del verano, recalentado por el sofocante rifirrafe político, nos alivia leer en El Adelantado del pasado día 24, la noticia de los premios que concede el Centro Segoviano en Madrid presidido por el incansable Antonio Horcajo. En el Día de Segovia se otorgaron los “Premios Tierra de Segovia: Sus Hijos y sus Obras”. El acto tuvo lugar en el Aula San Quirce. En primer lugar, hay que reconocer que los premios son motivo de satisfacción y de agradecimiento a los organizadores. En esta ocasión, además destaca la acertada selección de personas, instituciones y actividades. Permítanme que recuerde brevemente la lista ya publicada. En el género de la música coral, se premió a la directora y a los muy jóvenes talentos que componen la Escolanía de Segovia. En el apartado de la atención humanitaria, fue distinguida la muy querida y eficaz institución religiosa de las Hermanitas de los Pobres, que desde hace un siglo desarrollan una labor generosa de ayuda humana y cristiana a las personas más necesitadas. El Cuerpo Nacional de Policía Nacional recibió el Premio Juan Bravo por su entrega en el esforzado trabajo de vigilancia y seguridad ciudadana. También fue merecidamente reconocida la difusión de la cultura que realiza el Museo Lope Tablada de Diego de Sepúlveda, con el Premio Marqués de Lozoya. Y dentro del apartado cultural fue premiado el autor del libro titulado “Emiliano Barral y sus hermanos”. En el capítulo de la gastronomía segoviana, fue galardonado el chef del restaurante Santceloni por su notable trayectoria empresarial. El premio Diego de Colmenares, por la mejor información, recayó en la redactora de El Adelantado, Pilar de Miguel por sus excelentes crónicas sobre los pueblos de la provincia. Por último, recibió el premio “Teófilo Hernando Ortega” a la mejor trayectoria de una vida dedicada a la docencia y a la investigación a Antonio Ruiz Hernando, cronista de la ciudad.
En resumen, es de justicia reiterar que los “Premios Tierra de Segovia” son un valioso reconocimiento al esfuerzo diario y al espíritu de superación. En todos ellos destaca el trabajo diario cumplido no por buscar el aplauso, sino por el servicio y vocación personal. De esa labor cotidiana se benefician los mismos autores y la sociedad que recibe el fruto de sus actividades. Como destacó Antonio Horcajo los galardones concedidos cumplen la doble finalidad de recordar un “honrosísimo pasado” y de mostrar un presente “solidario y de convivencia”. La labor de investigar el rico pasado de Segovia no es sólo un premio para quienes investigan, también es beneficioso para todos los ciudadanos y para las generaciones venideras. Muy lejos de la simple memoria sesgada que divide, la historia con luces y sombras, une a quienes comparten la misma tradición. Además, la historia de Segovia no es localista porque es una parte importante de la misma historia de España. No vivimos del pasado, pero conocer el pasado nos ayuda a vivir mejor el presente.
Los Premios Tierra de Segovia han cumplido, un año más, su muy loable finalidad de estimular el legítimo orgullo segoviano y el espíritu de superación. Encomiable además por ser un proyecto nacido de la iniciativa privada que mantiene su necesaria y justa autonomía. Sea dicho todo lo anterior en contra de la conocida costumbre segoviana de huir del aplauso y ocultar los méritos propios. También, con la sana intención castellana de seguir llamando a las cosas por su nombre.
