Esta pregunta, seguro que la mayoría de los españoles que ejercieron su voto el pasado día 26 de mayo, se hayan hecho después de haber quedado constituidos los nuevos ayuntamientos y comunidades, y que todos sabemos en las condiciones que se han producido en varias capitales y municipios de todo el territorio español.
Llegado a la comprobación de estos hechos, habría que ir pensando que votar cuando se convocan elecciones, no vale, ni sirve para nada. Todo este movimiento político que en los últimos días después de las elecciones han venido y están protagonizando todos los partidos implicados en los resultados de los comicios del pasado día 26 de mayo, no se ha correspondido con el resultado de los diferentes escrutinios. Lo único valido, ha sido, las reuniones que con pactos, acuerdos, desacuerdos y todo lo que cada uno quiera añadir, su final es lo que los partidos decidan, sin importarles en absoluto lo que hayan decidido los votantes que por derecho les corresponde.
Está fuera de lugar y no es de recibo, por poner un ejemplo, que una candidatura que ha obtenido únicamente dos concejales, en contra de otra que obtuvo doce, haya sido elegido alcalde el de la que obtuvo solamente dos, pues visto de esta manera no se corresponde con lo que legalmente han manifestado los electores. De siempre todos sabemos que cualquier votación que se someta a consulta, el resultado de la misma otorga ganador al que más votos haya conseguido, en política esto no vale.
El ganador puede ser y así es, el que menos votos ha conseguido, como consecuencia de los pactos, acuerdos, desacuerdos, etc., demostrando indiferencia, falta de respeto y coherencia con lo que las urnas han manifestado. Visto desde esta perspectiva, con lo que se culmina una consulta electoral, habrá que ir pensando, si para las próximas elecciones que se convoquen, merece la pena gastar tiempo para ejecutar el voto que a uno por derecho le corresponde. Vivimos en un mundo donde la mentira es un hecho habitual y la verdad se ha convertido en un acto revolucionario, he manifestado en alguna ocasión, que gobernar en coalición, es el arte de llevar el zapato derecho en el pie izquierdo, sin que salgan callos, pero serán muchos los políticos que tendrán que pasar por el podólogo. En fin la política y ahora más que nunca, es un acto de equilibrio, entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir.