Desde la emoción y la tristeza, dejando atrás el rencor, los familiares y amigos de las víctimas de aquel infausto 15 de junio de 1969, en el que 58 personas perdieron la vida en el derrumbe del comedor de un complejo hostelero de Los Ángeles de San Rafael, se dieron cita en la Catedral para participar en un homenaje en el que a través de la oración, la palabra poética y la música quiso recordarse a quienes murieron en una tragedia cuya huella aún permanece en la sociedad segoviana.
A las ocho de la tarde, en la capilla del Santísimo de la Catedral, el presidente deán del Cabildo Angel García Rivilla oficiaba una misa en memoria de todos los difuntos, donde hizo votos para que la fe consiga restañar las heridas causadas por la “inesperada y dolorosa” pérdida de las vidas arrebatadas por la tragedia hace ya 50 años.
Tras la eucaristía, tuvo lugar un recital poético-musical en el que los versos de autores locales y consagrados en las voces del colectivo ‘Espacio abierto para la Poesía’ – Margarita de Frutos, Isidoro Oliveros, María Jesús Ferrero y María Jesús Valverde y el virtuosismo de la voz de la soprano Sara Matarranz y los músicos Verónica Jiménez (órgano), Paula Davía (violín), Ana María Biffi (flauta), Rodrigo Martínez (percusión) y Miguel Huertas sirvieron como bálsamo necesario para mitigar el dolor larvado desde hace cinco décadas.
Pese a ello, el dolor y la tristeza consiguió abrirse paso en algunas personas, que no pudieron reprimir la emoción durante el acto, coordinado y dirigido por el publicista Raúl Torquemada, quien en su presentación manifestó la necesidad de recordar a las víctimas medio siglo después de un suceso que “nunca en la historia reciente de Segovia causó un dolor tan extendido y una compasión tan patente y generalizada”.
Así, indicó que este acto “es simplemente un cariñoso recuerdo para todos los que perdieron la vida en aquel infausto día, también para los heridos, familiares y amigos de todas las víctimas, y que a nos ayude a tomar posiciones para cuando nos llegue el momento”.
