El encargado de control de cámaras y vigilante de Seguriber, Roberto Mateos García, afirmó ayer que se ausentó de su puesto de trabajo para apagar pulsadores de incendios y evitar que sonara la alarma en el recinto municipal —con el consiguiente pánico de los asistentes—.
Así lo ha aseguró Mateos durante su declaración en la Sala Cero de la Audiencia Provincial de Madrid, donde aseveró que su misión era comprobar que las cámaras grababan mediante la emisión de un piloto verde por cada una da las pantallas.
Según relató el encargado del control de cámaras, aproximadamente salió a las 00.30 horas para ver a unos compañeros, y a las 2.30 horas salió para “estirar piernas” y porque una camarera quería ir a un servicio próximo a su zona de control de cámaras.
En torno a las 3.10 horas, según su relato, un componente de mantenimiento llegó “nervioso porque no encontraba unos pulsadores de incendios”. Entendió entonces que era “importante” que no sonara la alarma de incendios y salió a comprobarlos “vomitorio por vomitorio” junto a otros tres compañeros.
Mateos García señaló que fue ‘mantenimiento’ quien continuó mirando. Les llamaron y pidieron, según pudo entender, apoyo “urgente” por una pelea. Allí comprobaron que las puertas estaban abiertas y que había tránsito de gente. Después fueron al muelle mónico —otra de las entradas— , donde ya estaban abiertas las puertas. “No se cerraron porque al ser de cristal podía ser peligroso”, apuntó Mateos.
Después bajó al cuarto de control, aunque no recuerda la hora, y comprobó que los sistemas seguían grabando. Al poco tiempo les llevaron una víctima al control. “Llegaba un chico con una chica en muy mal estado”. Alrededor de las cuatro de la mañana, salieron, comprobaron que tenía constantes vitales y decidieron llevarla al servicio médico de forma inmediata.
Al llegar a su puesto de trabajo, Mateos García comprobó que las cámaras “no estaban nombradas y estaban descolocadas”. Además señaló que el equipo lo formaba un ordenador “con retardo y salto de imagen” y dos monitores de dieciséis cámaras, aunque “lo importante era que grabaran”. Mateos indicó que el Madrid Arena tiene “unas 100 o 101 cámaras”.
A preguntas del fiscal, Mateos apuntó además que “con el sistema que había, poco se podía prevenir”. El responsable de seguridad matizó que “las cámaras están para comprobar con posterioridad sucesos que han ocurrido”.
