El Parlamento de Cataluña comenzó ayer a debatir una iniciativa que propone prohibir las corridas de toros en esta región y en esta primera sesión se puso de manifiesto la falta de convergencia en los argumentos de los ponentes.
La treintena de ponentes convocados -entre matadores, filósofos, escritores y científicos- disponen de tres jornadas para intentar convencer a los diputados de que apoyen o no la abolición de la lidia de reses bravas en esta Comunidad Autónoma.
Los defensores de las corridas tuvieron su voz más vehemente en el apoderado de José Tomás, Salvador Boix, que criticó la «hipocresía» de una iniciativa que quiere «aniquilar» la tauromaquia.
En el debate, Boix rechazó el argumento de protección de los animales de la iniciativa porque el texto propuesto no incluye otras celebraciones tradicionales diferentes a las corridas y en las que también participan toros.
Por su parte, el torero retirado José Miguel Arroyo, Joselito, pidió «respeto» para los aficionados un espectáculo «de sentimiento», y cuyo fin supondría, agregó, la desaparición del toro bravo.
Esta idea fue respaldada por el biólogo y miembro de la Plataforma de difusión de la Fiesta Jaume Josa, que reclamó un informe económico de lo que supondría la prohibición en esa Comunidad.
Y la vicepresidente de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, Marilén Barceló, aseguró que se puede ser «catalán y taurino» y que no vería válida la posibilidad, apuntada por el diputado de CiU Josep Rull, de que las corridas no acaben con la muerte del animal, como ocurre en Portugal.
Frente a estos argumentos, y en contra de la lidia, el científico Jorge Wagensberg mostró los aparatos utilizados en este espectáculo: la puya, «que destroza los músculos y le impide (al toro) levantar la cabeza», las banderillas o «la espada cuya punta busca el corazón, atravesando los pulmones». «¿Estos instrumentos duelen? Claro que duelen», subrayó Wagensberg, director del museo de ciencia Cosmocaixa, que ve inadmisible un espectáculo basado en el sufrimiento de un animal.
En el mismo sentido, el etólogo Jordi Casamitjana insistió en que hay numerosos estudios que demuestran que el toro sufre en la plaza, a lo que el catedrático de lógica de la Universidad de Barcelona Jesús Mosterín añadió que «la tortura es más grave que la muerte».
También del lado de los antitaurinos, el ex torero Antonio Vicente, presidente del colectivo andaluz contra el maltrato animal, que señaló que «los aficionados ven arte donde hay sangre y cultura donde solo hay tortura». Vicente negó que haya antiespañolismo en la prohibición de los toros en Cataluña y recordó que Canarias abolió las corridas y nadie vio entonces en ello una postura nacionalista.
En cuanto a las posiciones políticas, mientras que socialistas y CiU no dejaron entrever cuál será su postura final, ERC e ICV mostraron su cercanía a los planteamientos antitaurinos y el PP apeló a la libertad individual para defender las corridas.
