A Javier Sáez Frayssinet le empezó a interesar la ornitología en su juventud, con 17 años. Hoy, este físico de acreditado currículum vítae tiene 63 años. Entre medias, ha dedicado infinidad de horas a observar los pájaros de Segovia. Ese tiempo le ha permitido descubrir, entre otras curiosidades, las costumbres de los halcones de la ciudad. “Llevo toda la vida estudiando su comportamiento”, afirma. De las cuatro parejas nidificantes que llegó a albergar Segovia la población se ha reducido a solo una. De ésta última, el voyeur Sáez Frayssinet sabe casi todo. “Anida en el Alcázar y caza desde los pináculos de la Catedral”, revela.
Pero él no reduce la riqueza de la avifauna de Segovia a sus halcones. No. Las chovas piquirrojas y los vencejos son, a su juicio, “las aves señeras” de la ciudad”. Y ello, sin olvidar otras muchas especies, que Sáez Frayssinet cita de corrido.
Pero, dando por sentado esa fastuosa diversidad de pájaros en el cielo segoviano, este naturalista, que hoy ofrecerá una conferencia titulada “Aves, biodiversidad y patrimonio en la ciudad de Segovia” en la sede de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce (19,30 horas), está empeñado en reclamar medidas para hacer compatible la conservación de la avifauna con la de los monumentos.
“El principal problema —asegura Sáez Frayssinet— es el sellado de los mechinales de la muralla”. Con harta frecuencia, las rehabilitaciones llevadas a cabo han tapado esos agujeros cuadrados, impidiendo a especies como los cernícalos o las lechuzas anidar en ellos. Sáez Frayssinet ha acuñado un término, “la muralla muerta”, para referirse a los tramos en los que una restauración “no amable” con las aves ha impedido que las oquedades preexistentes sirvieran para colocar nidos.
Tampoco está este naturalista satisfecho con un buen número de rehabilitaciones en iglesias, convertidas tras la intervención en auténticas “fortalezas”, inexpugnables para las aves, incapaces de entrar a los campanarios por la instalación de mallas metálicas, entre otros elementos.
En su conferencia de hoy, Sáez Frayssinet insistirá en la conveniencia de aprobar una normativa municipal que permita rehabilitar monumentos sin perjudicar a la avifauna. Él asegura, por citar un ejemplo, que la mayoría de las restauraciones se llevan a cabo en época de reproducción de aves, con los problemas que ello acarrea. “Y eso debería regularse”, insiste.
Aunque Sáez Frayssinet reconoce que en el Ayuntamiento de Segovia “están cambiando las cosas”, mostrando una mayor sensibilidad con las aves, cree que “falta todavía”. “Además de firmar el ‘Convenio por la Diversidad Biológica’ ahora hay que cumplirlo, y para ello se deben tomar medidas que fomenten la biodiversidad”, reclama.
Más allá de sus peticiones, Sáez Frayssinet recordará hoy que Segovia es la ciudad del mundo con la mayor colonia de chovas piquirrojas, un privilegio que motivará la próxima celebración de un simposio internacional sobre la especie. “Para mucha gente, Segovia es la ciudad de la chova piquirroja; ese es un buen titular para un artículo”, dice Sáez Frayssinet. Pues ahí va.