Hoy celebramos en la Iglesia de España la Pascua del Enfermo, con el lema “gratis habéis recibido, dad gratis”, que culmina los trabajos que hemos venido realizando desde el día 11 de febrero, Jornada Mundial del Enfermo.
Para esta Jornada el Papa Francisco escribió un enjundioso mensaje. Comienza con una afirmación que parece de Perogrullo. No conviene olvidarla y es que nadie ha hecho nada para nacer: “La vida es un don de Dios. San Pablo advierte: “¿tienes algo que no hayas recibido?” (1 Co 4,7). Precisamente porque es un don, la existencia no se puede considerar una mera posesión o una propiedad privada, sobre todo ante las conquistas de la medicina y de la biotecnología, que podrían llevar al hombre a ceder a la tentación de la manipulación del “árbol de la vida” (cf. Gn 3,24)”.
¿Donar o regalar la vida?. Lo explica el Papa: “Frente a la cultura del descarte y de la indiferencia, deseo afirmar que el don se sitúa como el paradigma capaz de desafiar el individualismo y la contemporánea fragmentación social, para impulsar nuevos vínculos y diversas formas de cooperación humana entre pueblos y culturas. El dialogo, que es una premisa para el don, abre espacios de relación para el crecimiento y el desarrollo humano, capaces de romper los rígidos esquemas del ejercicio del poder en la sociedad. La acción de donar se define como un darse a si? mismo, no se identifica con la de regalar porque no se puede reducir a una simple transferencia de una propiedad o de un objeto. Se diferencia de la acción de regalar precisamente porque contiene el don de si? y supone el deseo de establecer un vínculo. El don es ante todo reconocimiento recÍproco, que es el carácter indispensable del vinculo social. En el don se refleja el amor de Dios, que culmina en la encarnación del Hijo, Jesús, y en la efusión del Espíritu Santo”.
Se refiere el Papa después a los voluntarios cristianos, pero pueden aplicárselo otros que no lo sean: “La gratuidad humana es la levadura de la acción de los voluntarios, que son tan importantes en el sector socio-sanitario y que viven de manera elocuente la espiritualidad del Buen Samaritano.
El voluntario es un amigo desinteresado con quien se puede compartir pensamientos y emociones; a través de la escucha, es capaz de crear las condiciones para que el enfermo, de objeto pasivo de cuidados, se convierta en un sujeto activo y protagonista de una relación de reciprocidad, que recupere la esperanza, y mejor dispuesto para aceptar las terapias. El voluntariado comunica valores, comportamientos y estilos de vida que tienen en su centro el fermento de la donación. Así es como se realiza también la humanización de los cuidados.
Os exhorto a todos, en los diversos ámbitos, a seguir siendo un signo de la presencia de la Iglesia en el mundo secularizado y a que promováis la cultura de la gratuidad y del don, indispensable para superar la cultura del beneficio y del descarte. Las instituciones de salud católicas no deberían caer en la trampa de anteponer los intereses de empresa, sino más bien en proteger el cuidado de la persona en lugar del beneficio. Sabemos que la salud es relacional, depende de la interacción con los demás y necesita confianza, amistad y solidaridad, es un bien que se puede disfrutar “plenamente” solo si se comparte. La alegría del don gratuito es el indicador de la salud del cristiano”.
“El tiempo no es oro, no es dinero, dice M. Tonino Bello. De ser así queda inexorablemente aplastado todo destello de gratuidad. El tiempo es espacio de amor. Un espacio en donde la prodigalidad es una inversión, el despilfarro es un negocio, los gastos hacen que se duplique el capital, en vez de empobrecerse.
Gracias a todos vosotros, que dais alma a tantas obras de voluntariado, ya que las páginas más hermosas de este extraño tratado de economía (el único que no conducirá nunca al borde de la quiebra) las está aprendiendo de vosotros nuestro viejo mundo de inútiles bribones”.
Se abre el tiempo de invertir en “bonos” rentables de voluntariado. Busca dónde hacerlo, hay muchos lugares y situaciones. Sin fecha de caducidad.
