Los 300 militares españoles que adiestrarán al Ejército iraquí, en el marco de la coalición internacional para frenar el avance del Estado Islámico, serán desplegados en el sur del país árabe a finales de este año o, como máximo, a principios de 2015. La operación tendrá una duración estimada de seis meses y el coste de la misma rondará los 35 millones de euros.
Así lo indicó ayer el ministro de Defensa, Pedro Morenés, durante su intervención ante el Pleno del Congreso para solicitar la autorización parlamentaria necesaria para poner en marcha la misión. El PP, el PSOE, CiU, UPyD y PNV votaron a favor, pero la operación contó con el rechazo de la Izquierda Plural (IU-ICV-CHA), BNG y Compromís, mientras que CC-NC y ERC se abstuvieron.
Según lo acordado en el seno de la coalición internacional, España aportará a la misión alrededor de 300 efectivos que desarrollarán su labor “en y para Irak”, entrenando a militares de este país en operaciones especiales, desminado y desactivación de explosivos.
Así se descarta que las tropas españolas vayan a ser desplegadas en algún país vecino. Morenés explicó que el equipo de operaciones especiales actuará en una ubicación aún por determinar, si bien es probable que los expertos en desactivación de explosivos realicen su labor en la base aérea de Tallil, situada a poco más de 200 kilómetros de Basora, en el sureste iraquí.
De los 300 militares que participarán en la misión, entre 10 y 20 estarán integrados en los cuarteles generales; una unidad formada por un máximo de 96 efectivos entrenará a militares iraquíes en materia de operaciones especiales en un lugar aún por determinar; otro equipo de unos 95 efectivos adiestrará en materia de artefactos explosivos; mientras que los 80 militares restantes serán los encargados del mando, control, inteligencia y protección de la fuerza.
Se trata, según destacó el ministro, de que España aporte sus capacidades en aquellas materias donde puede tener “más experiencia” debido a su “buena práctica tanto en la formación militar como en la desactivación de explosivos”.
Además, Morenés señaló que España también ha dado su autorización a que las bases militares de su territorio estén disponibles para las necesidades que surjan en el marco de la coalición internacional en su estrategia contra el Estado Islámico.
El probable incremento del flujo de aeronaves militares en las bases aéreas españolas es algo previsto en el Convenio de Cooperación para la Defensa que España y Estados Unidos firmaron en 1988, por lo que no requiere autorización parlamentaria, si bien el ministro quiso dejar claro en el Congreso que esta posibilidad existe.
