Señora directora:
Quiero recordar a los segovianos, todas las quejas y protestas que han expresado en estos últimos cuatro años contra ciertas actuaciones del actual equipo de Gobierno Municipal. Dado que las firmas, cartas, llamadas telefónicas y reuniones que han hecho no han servido para nada, ahora es el momento de protestar contra ellos con nuestro voto, negándoselo a los que se han negado a escuchar nuestra voz cuando la hemos levantado, y dándoselo a quien ha mostrado, al menos, algo de interés en las propuestas, escuchando o intentando mostrar alguna solución, a esas personas que se presentan con nuevas ilusiones, ideas y ganas de trabajar. Porque cuando un sujeto lleva ya varias legislaturas en el Ayuntamiento, se apoltrona, agota sus ideas y se ensoberbece de mala manera, perdiendo la capacidad de escuchar no sólo a los otros grupos políticos sino, lo que es peor aún, a los ciudadanos, que somos los que les hemos puesto allí.
Que se acuerden todos aquellos firmantes que protestaron contra la colocación de la estatua del demonio en la calle de san Juan y que al final pusieron. Que se acuerden todos los que protestaron contra la desastrosa Concejalía de Urbanismo por los retrasos en la concesión de las licencias de pequeñas obras domésticas. Que se acuerden todos los que han llamado decenas de veces para denunciar el socavón o bache que tienen delante de su casa y que no arreglan o que cuando lo hacen más parece un parche que un arreglo definitivo. Que se acuerden todos los vecinos molestos por el ruido nocturno de su calle, que les impide descansar por la noche. Que recuerden, asimismo, los pagos millonarios que hemos tenido que hacer frente los segovianos, por todos los juicios en que se han metido y que ya tenían perdidos de antemano.
En fin, que cada uno recuerde la situación problemática que ha sufrido y de la cual es responsable en parte o en todo el Ayuntamiento y lo refleje castigando con su voto a los responsables. Confiemos en que esta vez los segovianos abramos los ojos para elegir como alcalde de la ciudad a quién más nos conviene.
Carlos Jiménez Rosado