Superada la fase depresiva, una derrota puede ser un estímulo. El fracaso del PP en las elecciones del 28-A ha sido doble. Primero, por la sangría de votos y, segundo, por su incapacidad en desalojar a Sánchez de la Moncloa. Según decían en campaña, este último era el objetivo que compartían Cs y Vox, cuyo fracaso también deben asumir ante sus respectivos votantes. Pablo Casado acusa a los líderes Rivera y Abascal de haber rehusado el ofrecimiento que les hizo para formar un pacto preelectoral. Pero tres no pactan si dos no quieren; Cs y Vox se negaron. De haber pactado, el panorama sería completamente diferente. Cualquier aprendiz de sociólogo o experto en sondeos electorales podía pronosticarlo. Si en lugar de divididos, los tres partidos PP, Cs y Vox hubiesen ido juntos a las urnas habrían obtenido una mayoría absoluta de 177 diputados. El amargo fruto de la desunión se traduce en 149 diputados que han dado la victoria al socialismo de Sánchez. Los tres partidos desunidos no han conseguido su objetivo primordial. Todos han fracasado. En realidad Rivera escondía su verdadero fin, que era desbancar al PP. Lo confirma al proclamarse líder de la oposición (está por ver). Con 24 escaños, tampoco Abascal debería sentirse satisfecho. Un resultado muy escaso para sus sueños de grandeza. Se ha demostrado que sus inflamadas arengas no dan para mucho más. A partir de ahora, ¿podrá convencer si usa un tono más reposado y racional?
Ante las próximas elecciones del 26-M, los votantes de centroderecha se preguntan si sus respectivos líderes rectificarán o seguirán pedaleando en solitario. Mientras, Sánchez sigue ganando etapas jaleado por golpistas, bolivarianos de ultraizquierda y bilduetarras. Contando además con una gran cobertura de medios de opinión a su favor.
En las elecciones municipales y autonómicas, se espera que los partidos solventes se presenten con la lección bien aprendida. En Segovia, ¿sabrá la oposición responder a la mala gestión socialista? ¿Habrá que repasar otra vez la larga lista de incumplimientos y despilfarros del Gobierno que encabeza Luquero? A rebufo de las generales, al equipo municipal le faltará tiempo para encubrir su largo fracaso de 13 años con el precario éxito de Sánchez. Un tiempo, que en Segovia, trascurre entre dos proyectos muy diferentes. Por un lado, el triunfo del TAV, que inauguró el PP de Aznar y dinamizó la ciudad. Por otro lado, el fracaso socialista del CAT; un despilfarro millonario aún en vía muerta.
