Lo de “coche escoba” fue un apelativo creado por el fundador del Tour de Francia que hizo fortuna hace la tira de años. Con él se hacía referencia al vehículo que recogía a los esforzados de la ruta, ciclistas que por causas diversas se iban quedando muy retrasados y rebasaban el tiempo mínimo estipulado para concluir la etapa del día. Lo que hace la formación política de Ciudadanos, su gestión de recursos humanos, me lo trae a la memoria. Cs parece estar empeñado en ampliar su exiguo y raquítico “cuadro de mandos” con parches de los que a otros “equipos” les sobra.
El “fichaje” del expresidente de la Comunidad de Madrid, el señor Garrido (nada galáctico, por cierto) a última hora por el partido de Rivera en el mercado primaveral (en el mismo día que le dimite la casi totalidad de la junta directiva de su propio partido en Marbella) es motivo de vergüenza ajena. Ya antes Cs hizo otras incorporaciones igualmente estrafalarias. Por ejemplo: el de Soraya Rodríguez, que al verse en fuera de juego en su partido (PSOE) tras la debacle socialista en las elecciones a la Junta de Andalucía se echó en brazos de Albert Rivera para sorpresa de sus compañeros de filas. No me extraña que Susana Díaz dijera aquello de “Lo de Ciudadanos es de traca, se dedica a fichar políticos que llevan 30 o 40 años en otros partidos”. Normal.
A más a más, como diría el señor Rivera, hace un par de meses sondeó la incorporación a su formación política de Silvia Clemente (toda una vida política dedicada al PP de Castilla y León desempeñando puestos de primer nivel). Clemente, que no se sentía segura de mantener su “poltrona” en el partido del presidente del PP en Castilla-León y precandidato a la presidencia de la Junta, Fernández Mañueco, apenas tardó 24 horas en aceptar el ofrecimiento. Fea actitud la suya. Muy fea. Después, los imprevisibles la dejaron “fuera de cacho” y sin “tocar pelo” al ser derrotada en unas primarias muy controvertidas dejando la tristísima impresión de que da igual estar con unos o con otros con tal de estar en un cargo público. Bochorno total, vamos.
Sin embargo, creo que el atrevimiento del señor Garrido rebasa con mucho la incoherencia y deslealtad subyacente de los casos anteriores. No hay “móvil” ni “casus belli” que pueda justificar su indigno comportamiento. Se ha lucido Garrido que, con el acta ya firmado en la lista del PP para las próximas elecciones europeas, ha dado un salto “triple mortal” a las filas de la formación naranja con alevosía y nocturnidad primero, y después anunciándolo al alba de la mañana siguiente al último debate del martes pasado. No hay por donde cogerlo: después de 30 años en Génova, va el ingeniero de minas, y le asesta una puñalada trapera al partido que le dio todo, y a Casado, con la colaboración, eso sí, de Rivera. Creo, sin embargo, que el efecto de la venganza de Garrido se les volverá en su contra a modo de boomerang. O sea, que se han hecho el “harakiri”, porque el votante no pasa por alto este tipo de frivolidades extremas y la indignidad que supone. Y es que un frívolo infantiloide que va de graciosillo (con poca gracia) e histriónico, Albert Rivera, al que los finales de campaña le marean y atontan más de lo normal, como quedó demostrado en los debates de TVE y A3, en los que se mostró pasado de vueltas, y faltón en grado sumo, la ha pifiado una vez más. Le falta un hervor a Alberto, sin duda. Va de “Peter Pan”. Y se ha quedado “en pelotas” como en aquel póster con el que se dio a conocer en las primeras elecciones a las que se presentó en Cataluña hace unos años… Si no fuera por Inés Arrimadas, que es la que pone normalidad y sensatez en la campaña, Ciudadanos sería, a día de hoy, un partido marginal.
Y voy acabando. Hace un par de horas que he llegado a Riaza. Luce un día extraordinario. Mi jornada de reflexión será muy simple; consistirá en dar largos paseos por su incomparable “piamonte”, comprar el pan y el periódico, tomar el vermú con los amigos para, tras la comida, echar una partidita de mus en La Fonda de Pepe con quien se atreva (es broma) y, finalmente, leer un buen libro (una biografía sobre Hernán Cortés que tengo a medias). Luego, el domingo, a ejercer el acto más libre y democrático del que disponemos los ciudadanos de a pie: votar. Que la jornada les sea leve, amigos, y que Dios reparta suerte y justicia para todos y, sobre todo, para España.
