El grupo municipal del PP escenificó ayer en el pleno del Ayuntamiento su propio hara-kiri. Lo que era vox populi , la división interna en el grupo popular, se hizo ayer evidencia, para sorpresa incluso del Gobierno Arahuetes, que se dio en la cámara un auténtico paseo militar. El PP se asoma a la crisis. Quizá esté ya en ella.
Una moción del PSOE bastó para encender la mecha. Los socialistas querian reprobar la actitud de la líder municipal del PP y senadora Beatriz Escudero, que en el pleno de febrero, en mitad de un acalorado debate, se levantó, cogió su abrigo y se marchó sin dar explicaciones y, según los testigos, dando un portazo. La moción socialista —en la que Escudero adivinaba, según anunció el lunes, un propósito de enfrentamiento y crispación— reclamaba a los concejales de la corporación que actuasen con respeto al pleno y al alcalde y que cada vez que se ausentaran de la sesión solicitaran permiso al regidor.
No había dicho aún ni pio el concejal socialista Andrés Torquemada, encargado de defender la iniciativa, cuando cuatro concejales del PP abandonaron el pleno y salieron al pasillo. Elena García Gil, César Martín, María José Uñón y Mercedes Álvarez Campana, abandonaron sus butacas de forma escalonada, aparentando llamadas al móvil. Curiosamente, los cuatro habían llegado antes al pleno que el resto de sus compañeros. En sus escaños permaneció el ya conocido como “triunvirato” —Escudero y los ediles Susana Moreno y Miguel Ángel Antona—, los “recién llegados” al grupo popular, Javier Encinas y Pablo Pérez; además de Josefina García y Pablo Martín. Quien no acudió a la sesión fue el presidente de la Diputación, Javier Santamaría, quien quizá se olía la tostada y eludió verse inmerso en la polémica.
Los cuatro concejales —que aguardaron fuera, en los pasillos y alguno escondido, para evitar fotografías incómodas de la prensa— no volvieron a sus escaños hasta que, unos veinte minutos después, la moción se había finiquitado, es decir, una vez aprobada, aunque con el voto en contra de los ediles del PP que permanecieron al lado Escudero.
Lo cierto es que cuando la portavoz popular se percató de la maniobra y vio desfilar, uno a uno, a sus cuatro concejales, se le cambió la cara. Asistió perpleja a la huída, aunque lo intentó disimular. Se quedó, literalmente, planchada, cabizbaja, lo que cabe interpretar que desconocía previamente lo que iba a suceder.
“No queríamos escuchar lo que se iba a decir dentro”, se limitó a decir una de las concejalas del PP que abandonó su escaño. Fuentes consultadas por esta Redacción, próximas al grupo popular, indicaron que los ediles salieron de la cámara porque estaban en desacuerdo con el voto en contra de la moción que había decidido Escudero, tras escuchar a los dos ediles en los que tiene depositada su plena y , casi exclusiva, confianza: Susana Moreno y Miguel Ángel Antona.
Arropada apenas por seis concejales, Escudero aguantó el tipo cuando, en la defensa de la moción del PSOE, Torquemada le dedicó duras palabras. “La señora Escudero —dijo el concejal socialista— con sus comportamientos y actitudes entorpece la buena marcha y funcionamiento de las sesiones plenarias, enturbiando el buen hacer y el trabajo que el resto de los miembros de la corporación, tanto del equipo de Gobierno, como de varios integrantes del grupo de la oposición, queremos y estamos llevando a cabo”.
Torquemada recordó que Escudero fue sancionada por no justificar la falta de asistencia a un pleno. También hizo referencia a su abandono en la sesión plenaria de febrero “que lejos de estar a la altura que todos nuestros representados merecen, guardaba gran parecido con algunos platós de televisión”.
El socialista aludió a las dimisiones, por motivos personales, de los entonces concejales del PP Javier Jiménez Arribas y Julián Esteban Arranz. Y a que Escudero solo confiaba en Moreno y Antona. “Es una lástima que después de prácticamente ya tres años de legislatura haya perdido la posibilidad de contar con personas válidas, con las que, por cierto, sí estamos trabajando desde este equipo de gobierno, en diferentes comisiones informativas (…) su forma de hacer oposición es la de un triunvirato”. Y como guinda, Torquemada reprochó a Escudero sus “contínuas faltas a la verdad”, en referencia a que en Radio Segovia (SER) había explicado que su ausencia en el último pleno fue para ir al baño.
En su réplica, Escudero no respondió a las acusaciones. Indicó que a los concejales “se nos paga para hablar de Segovia, de sus problemas y sus demandas (…) aprovecho la moción para tenderles la mano y hablar de esta ciudad y no de cómo nos llevemos usted y yo, su grupo o el mío, eso a los segovianos no les importa”.
Fue entonces cuando el alcalde tomó la palabra. “Lamento que en tres años no se haya dado cuenta. Pero no la creo. Es un gesto de cara a la galería para tapar su actitud en el último pleno”, dijo Arahuetes. Y añadió: “Nuestra mano lleva tendida siete años y, sino, mire a su alrededor y se dará cuenta de porqué está en esta situación”.
Al acabar el pleno, la sede del PP echaba humo. Varios concejales se reunieron con el secretario provincial, Miguel Ángel de Vicente. La polémica sobre el curso para ligar, para otro día.
