Un nuevo gol de Villa, el cuarto en cinco marcados por la ‘roja’ en el Mundial, clasificó a España para los cuartos de final, desbloqueando un intenso duelo ibérico con Portugal, y engrandeciendo a una selección que demostró su madurez a la hora de competir en un partido a vida o muerte.
Liberada del miedo al fracaso, de la tensión generada por el mal estreno en el Mundial, España saltó al césped del Green Point Stadium con personalidad. Era la hora de mostrar un estilo, de aprovecharse de tener enfrente un rival que hablaría el mismo idioma. Alejados de marcajes individuales, debía imponer su fútbol, fulminar la fuerza defensiva de Portugal.
La salida con fuerza de la campeona de Europa obligó a Eduardo a mostrar por qué no ha encajado un gol en el Mundial pese a estar en el grupo de la muerte. Respondió en los tres primeros minutos a dos disparos de Torres y Villa. En pleno dominio español, el ‘Niño’ fue derribado dentro del área por Coentrao tras un autopase.
Portugal se resguardó del chaparrón. Se amparó en su guardameta que volvió a sacar con dificultades un disparo raso de Villa. La defensa encimaba a Cristiano. Buscaba que no recibiese en carrera, mientras el árbitro, permisivo, dejó jugar.
El cuadro luso superó el agobio gracias a dos saques de esquina, pero España mantuvo el dominio pero solo Villa lanzó desmarques de ruptura. El juego de la ‘roja’ se fue espesando. Faltaba verticalidad. Iniesta no encontraba su magia en el pase entre líneas y las ocasiones desaparecieron.
En ese guión estaba más cómoda Portugal. El peligro llegó en las botas del que estaba siendo mejor lateral zurdo del Mundial, Coentrao. Además, dos acabaron en testarazos de Almeida metieron el susto en el cuerpo de los españoles.
Salvador
Fue el primer día que Casillas midió su nivel. Inseguro en las faltas de Cristiano por los extraños del esférico y en un potente disparo de Tiago que sacó en doble intervención, la segunda cuando el balón se encaminaba a la red con la potencia de Almeida.
La segunda mitad se reanudó con el mismo guión. A España le faltaba chispa. Hasta Almeida, que no brilla por su velocidad, se fue en carrera de la zaga y en su pase a Cristiano se topó con Puyol con un balón que se envenenó para pasearse por la zona de gol sin encontrar puerta. Lo vio Queiroz y sacó al tapete la habilidad de Danny. Un ‘diablo’ que quiso aprovechar los balones muertos que hasta ese instante perdía por milímetros la ‘roja’.
La reacción de Del Bosque fue un gesto de personalidad. A los 58 minutos sentó a Torres y rompió con el pasado. En vez de apostar por Cesc lo hizo por Llorente que no había jugado un solo minuto.
El primer balón que tocó cambió el guión. Un centro de Ramos desde el costado derecho lo remató en plancha con potencia pero poca colocación. España pasaba a tener un ancla arriba.
En la siguiente acción, con Llorente fijando a los dos centrales, Iniesta salió de la lámpara para inventar un pase al borde del área, donde a muchos se les apagan las luces rodeado de rivales, Xavi prolongó la brillantez con un taconazo y Villa ejecutó. Su primer disparo con la zurda lo sacó Eduardo que desde el suelo vio que se colaba a gol el remache del ‘Guaje’.
El quinto tanto de España en el Mundial. El cuarto de Villa, el futbolista que engrandece a la selección. El gol desató el fútbol control de los hombres de Del Bosque. Portugal se desesperaba. Sufrió un cortocircuito en la construcción y corrió detrás de sombras. El duelo ya estaba anestesiado.
No volvió a sufrir España. Pudo sentenciar gracias al coraje de Sergio Ramos, pero el choque murió con un gesto significativo. Con Portugal buscando el milagro, Cristiano chutó desde 40 metros. Su desviado disparo recibió los abucheos de la grada. El gran sueño se alimenta y crece. Paraguay espera en cuartos de final.
