La calma al este de Ucrania no llegará en breve. Y es que separatistas y soldados gubernamentales continúan protagonizando encarnizados combates que se han cobrado la vida de cientos de personas en los últimos meses.
Los rebeldes no tiran la toalla y desde Kiev aseguran que su operación antiterrorista no ha hecho más que empezar para acabar con los disturbios. De hecho, el ministro de Defensa interino, Mijailo Koval, aseguró ayer que las Fuerzas Armadas continuarán con su operación militar «hasta que se restablezca la paz en todo el país».
Apenas un día después de que 12 uniformados murieran en un ataque insurgente en Slaviansk, Koval subrayó que las Fuerzas Armadas tienen que «imponer el orden».
Tras acusar a Rusia de estar realizando «operaciones especiales» en la región oriental de la exrepública soviética, el ministro insistió en que los efectivos nacionales seguirán con las actuaciones militares en la zona «hasta que estas regiones comiencen a vivir con normalidad y haya paz».
Ante tal amenaza, los prorrusos apuntaron que contestarán a cualquier ataque emprendido por los efectivos de Kiev.
Por otra parte, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, afirmó que el presidente ruso, Vladimir Putin, ha cumplido «en parte» con su promesa previa de replegar sus soldados de la frontera con Ucrania. «Quizá alrededor de dos tercios han sido retirados, lo que por supuesto saludamos», explicó.
«De todas formas, sigue habiendo un número de tropas rusas listas para actuar si se toma una decisión política», añadió.
Rasmussen también informó que, por primera vez desde el enfriamiento de las relaciones entre la Alianza y Moscú hace tres meses, el próximo lunes se reunirá en Bruselas nuevamente el consejo OTAN-Rusia. «Los embajadores hablarán seguramente de la situación de seguridad en Ucrania», indicó un diplomático comunitario.
La organización internacional había congelado su relación con el Kremlin el pasado mes de marzo debido a la situación en la exrepública soviética.
Mientras, el primer ministro británico, David Cameron, llamó al presidente electo de Ucrania, Petro Poroshenko, para ofrecerle su apoyo y debatir la forma de lidiar con los separatistas prorrusos en el este del país.
«Acordaron que hay que continuar enviando un mensaje fuerte a Rusia para que coopere y ayude a poner fin a la violencia, especialmente en asegurar la frontera para poner fin al movimiento de armas», informó un portavoz de Downing Street.
Mientras, tras semanas de disputas en torno al suministro del gas ruso a Ucrania, el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, apuntó que los dos países siguen sin llegar a un acuerdo sobre los precios del gas, aunque dejó entrever una posible solución para el lunes en Bruselas.
«Hoy no tenemos aún un paquete concluyente, pero hemos logrado nuevos avances», explicó Oettinger en la rueda de prensa posterior al encuentro en Berlín, el segundo de esta semana, en el que también participaron los presidentes de la compañía estatal ucraniana Naftogas y de la rusa Gazprom. De momento, la primera transfirió 786 millones de dólares a Gazprom para pagar facturas pendientes por suministro de gas, «lo que hace posible una solución del conflicto».
