El día que Andrés Manuel López Obrador no reconoció la ajustada victoria del Partido Nacional y se auto proclamó algo así como un “presidente alternativo” ¿o era legítimo? no me acuerdo… digo que por entonces ya había perdido toda la gracia y mostrado su mal genio. No se trataba del clásico púgil mal perdedor a los puntos que en un primer momento rechaza dar la mano al contrario, pero que después, aunque sea por una simple cuestión de imagen, es capaz de reaccionar y fundirse en un abrazo para susurrarle al ganador cerca de la oreja “quiero la revancha”… no. Víctima de su mal perder sacó a sus incondicionales a tomar las calles ¿les suena? Cometió la imprudencia y la irresponsabilidad de predisponer a una parte de la población al enfrentamiento directo con otra parte. La cosa estuvo tensa.
Con la complicidad de Gobierno Municipal, del mismo partido que López, se llevó a cabo la denominada “toma del Paseo de la Reforma”(un equivalente a la Castellana) estableciendo, entre otros muchos, un campamento a la altura del nuevo edificio referencia de la ciudad; la Torre Mayor. A título anecdótico todavía recuerdo jóvenes con moto haciendo de taxistas (cobrando una pasta gansa) de ejecutivos de traje y maletín desgarbados en los transportines, sorteando a toda velocidad las carpas y tiendas de campaña por esa avenida llena de símbolos arquitectónicos, económicos y turísticos de la ciudad. De eso va la cosa, al conocido como “Peje”(por su origen tabasqueño) le va el tema del simbolismo; recordarán la banda presidencial alternativa talla XXL que paseó por todo el país en su periplo de falso gobierno. Hoy, sin embargo, casi a diario pueden observar “a un militar uniformado” a su lado en su matutino reporte televisivo, así queda claro quién tiene el poder y por quién está respaldado. Poder que ejerce entre efectismos y cortinas de humo… y si de paso, en una de estas, genera tensión e incomoda a todos aquellos que considera que influyeron y apoyaron a aquel rival que le ganó en la foto finish allá por el 2006… entonces mejor.
Por cierto; poco ha tardado en recibir a Otegui el presidente del Senado mexicano, con foto oficial e ikurriña al lado, muy cool. Recuerden que la cosa va de símbolos ¿Será México de nuevo el paraíso etarra playero que ya fue en su día? Viendo tambalear el régimen de Maduro deberían estar buscando alternativas ¿será eso exactamente lo que hizo Otegui?
Como no podía ser de otra manera, simbólico cósmica ha sido también la puesta en escena frente a una pirámide, para representar el mensaje instando a pedir perdón del presidente . Una bonita pirámide que probablemente erigió una civilización que seguramente fue sometida por otra más fuerte, que a su vez sucumbió ante la presión de un nuevo imperio dominante en la región, y que seguramente se alió o luchó contra los recién llegados del Reino. Si tenemos en cuenta que la mayoría de culturas que salían al encuentro, se unían a las huestes de Cortés con la esperanza de librase del yugo al que les venían sometiendo los aztecas ¿Deberían pedir también perdón algunas de estas culturas? Los tlaxcaltecas seguro, que a estos los tienen sentenciados y tienen muy mala prensa ¿Y la malinche qué? ¿Habría que cortarle el pelo a sus descendientes por haber confraternizado con el invasor? Con confraternizar me refiero a crear una familia y a tener un hijo, que todo en conjunto tiene mucho mas delito ¿Y los descendientes de los descendientes también deben pedirlo? Es más ¿No deberían todos los mexicanos hacerse una prueba de ADN para poder saber los diferentes grados de indigenismo especificando las diferentes culturas y finalmente el grado de españolismo? Salvo Andrés Manuel, claramente 100% español, al resto se les podría determinar los porcentajes y se podrían definir entonces quienes piden perdón y a quién, quienes lo reciben y por quién y hasta quién debe disculparse consigo mismo en una ejercicio de onanismo mental.
La gente se iría cruzando por la calle, pidiéndose disculpas y del mismo modo recibiéndolas: te pido un 35% de perdón español, un 30% de perdón de tlaxcalteca, un 30 % de perdón por la parte totonaca que me toca y el 5% restante de mi lado gringo me lo pone de Aguacate del bueno para exportar, que así no penaliza. Como tampoco penaliza, de momento, lo de las guerras y el expolio de la mitad del territorio del país hoy anexionado a Estados Unidos, no parece que a Andrés Manuel les vaya exigir pedir perdón por ello ni a los descendientes de los responsables mexicanos, ni a los gringos.
Solo a los españoles entonces. Bien, pues lo dicho; hagamos una gran terapia de grupo con toda la ciudadanía y pidámonos perdón de arriba a bajo, si insistir mucho en esos recovecos, que nos conocemos… luego nos venimos arriba y de vuelta al mestizaje. Como se nos dan tan bien hacer las cosas juntos, pidamos perdón también juntos este verano en cada una de las fiestas de cada uno de los pueblos. Los españoles nunca han estado más unidos y tan sincronizados para algo concreto, como cuando bailamos “Paquito el chocolatero” ¿recuerdan el ritmo? Después del “hey”, saben que viene el bisagrazo ¿verdad? pues durante esa curvatura un poco a la asiática, se pide perdón aprovechando el momento de la inclinación y ya está. Además ya que se tiene la fiesta montada, entre calimochos y tequilas… ¡hala! otra vez de vuelta al mestizaje… la verdad es que no tenemos perdón.
Por cierto, personalmente tengo una duda, yo soy español, mi mujer mexicana (y aguedera) y desde hace años me ha tocado pedirle perdón cada día, claro que ha sido por otros motivos pero ¿Eso convalida?… ¿cómo que no?… Pues debería.
