Por más que las decenas de precedentes de frustradas tentativas para avanzar en la paz de Oriente Próximo, siempre tan aparentemente cercana como imposible a la hora de la verdad, puedan dar pie a una infinita desconfianza, lo cierto es que ayer israelíes y palestinos retomaron de nuevo, tras casi año y medio de parón, las negociaciones.
El nuevo clima de entendimiento ha sido posible gracias a la mediación de EEUU, cuyo enviado a la zona, George Mitchell, cerró con semejante éxito su visita a la zona.
El negociador jefe palestino, Saeb Erekat, reveló al mediodía en la ciudad cisjordana de Ramala que el proceso de diálogo ya se ha iniciado y que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Abu Mazen, encabezará en persona el equipo palestino.
«Podemos decir ahora que las negociaciones indirectas ya han comenzado y que durarán cuatro meses», declaró a los medios Erekat tras el encuentro que mantuvieron Mitchell y Mazen en la sede de la gobernación de la ANP.
El enviado del presidente Barack Obama, abandonó poco después la región tras varios días de maratonianas y a la postre fructíferas sesiones con los máximos dirigentes de Israel y la ANP.
Erekat insistió en que el senador estadounidense declarará formalmente la reanudación de las negociaciones indirectas, denominadas en el argot diplomático conversaciones de proximidad, en las próximas 24 horas, momento en el que dará más detalles acerca de la naturaleza del diálogo.
Las conversaciones abordarán todas las cuestiones relativas al estatuto definitivo de paz, como son fronteras, seguridad, capitalidad de Jerusalén, asentamientos, refugiados y agua, añadió.
Las palabras del negociador palestino se producían justo después de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijera en Jerusalén en la reunión semanal de su Consejo de Ministros que Israel espera que el diálogo conduzca más adelante a conversaciones cara a cara con los palestinos, algo que debería suceder dentro de cuatro meses.
«Es imposible hacer la paz a distancia o control remoto», manifestó líder hebreo antes de destacar que el nuevo proceso analizará «cuestiones críticas como la seguridad y el interés nacional».
Por supuesto, las cosas no serán sencillas, puesto que, como se apresuró a matizar un portavoz de Al Fatah, el movimiento armado de la causa palestina seguirá muy de cerca la negociación y, si continúa la política de construcción en las colonias judías, se pondrá fin al proceso de inmediato. Aún más radicales se mostraron los islamistas de Hamas, que rechazan todo diálogo con el Estado judío y que controlan Gaza desde junio de 2007, pues tacharon de «absurdo» el nuevo proceso en ciernes, que ha sido posible tras salvarse el escollo de los asentamientos, pues la ANP exigía la paralización de la construcción en los territorios palestinos ocupados algo que, aunque Israel rechaza oficialmente, ha sucedido de facto, lo que ha abierto la puerta al diálogo.