Joaquín Vidaechea Solís nació en Segovia un seis de diciembre de 1943, desde entonces hasta que el pasado martes, 26 de febrero, falleció de manera natural en su casa de Madrid, “ha tenido una carrera brillante como violonchelista”, comenta su hermana Teresa.
Vidaechea, con tan solo 16 años de edad, no dudó en viajar hasta Alemania para empezar a tomar contacto con su pasión, la música, además de estudiar tres años en el Conservatorio de Música de Madrid guiado por las instrucciones de Cassaux. “Ha trabajado como un fiera”, afirma su hermana.
El violonchelista segoviano no se conformó con España ni con Europa —donde ofreció un gran número de conciertos— y dio el salto a América, exactamente a Puerto Rico, para convertirse en uno de los últimos alumnos del gran Casals y relevarle a su muerte, tanto como profesor como en su papel de concertino en la Orquesta puertorriqueña.
Formó parte de la Orquesta de Radio Televisión Española y dejó entre las partituras, entre los sonidos que se desprenden de los instrumentos, su pasión por la música. Tanto es así que en el ensayo de esta agrupación en la jornada de ayer, guardaron un minuto de silencio en su honor. En Segovia consiguió el título de académico de San Quirce y promovió un gran número de cursos de verano relacionados con el sonido y la interpretación.
Tras una carrera llena de éxito, Vidaechea ‘se retiró del mundanal ruido’ hace años y “sabemos que ha fallecido plácidamente”.
