El consejero de Fomento, Antonio Silván, afirmó que su departamento decidió no iniciar el cambio de la señalización de velocidad máxima por las autovías autonómicas hasta la entrada en vigor de la medida para garantizar la «seguridad» en la circulación «frente a otros, que no han garantizado la viabilidad invernal y la circulación durante este fin de semana -el colapso de la A-6 es un ejemplo- al estar cambiando las pegatinas de algo que todavía no había entrado en vigor». «Nosotros, frente al plan de las pegatinas, queremos en España un plan energético, serio y riguroso, que garantice el suministro de energía y aquí en Castilla y León el mantenimiento de la central de Santa María de Garoña (Valle de Tobalina, Burgos)». Además, exigió que se posponga su cierre para evitar la pérdida de 1.000 empleos.
Por su parte, el delegado del Gobierno, Miguel Alejo, apeló a la corresponsabilidad de la Junta con las decisiones del Gobierno y denunció su «doble lenguaje», al decir una cosa y luego hacer otra.