El Ayuntamiento de Navafría continúa en su empeño de recuperar el histórico Martinete ubicado en la localidad, con el fin de que se convierte en otro de los revulsivos turísticos de este municipio situado en plena sierra. Hay que recordar que este ingenio hidráulico tiene su origen en 1850, cuando los hermanos sorianos Enrique y Manuel Abán se instalaron en Segovia para desarrollar su oficio tradicional: el trabajo del cobre. Construyeron entonces dos martinetes en Navafría, uno, que desapareció durante la Guerra Civil, se instaló en el lugar de Majalcarro y se conocía como martinete de arriba, y el otro, el denominado martinete de abajo, es el que sobrevive hasta la actualidad en manos de los herederos de la familia, y que se ha convertido en un pequeño museo en el que mostrar esta habilidad y conservarla para el futuro.
El Martinete, que está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de monumento desde 1998, se encuentra a un kilómetros del municipio de Navafría. La propiedad ha cedido la gestión del inmueble al Ayuntamiento, que asume la organización de visitas turísticas y la actividad didáctica y cultural ligada al monumento.
El delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Javier López-Escobar, visitó ayer el Martinete de Navafría, tras la conclusión de parte de las obras de recuperación de esta instalación preindustrial del siglo XIX. El delegado ha estado acompañado por la alcaldesa de Navafría, Carmen Lobo; la jefa del Servicio Territorial de Cultura y Turismo, Ruth Llorente, y por el propietario del Martinete, Fernando Abán.
Los trabajos realizados han contado con una inversión de 118.695,7 euros, que la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta ha cofinanciado con fondos FEDER, y en ellos se ha acometido la reparación general del edificio del Martinete, con actuaciones necesarias para la conservación del conjunto, manteniendo sus características generales. Las intervenciones realizadas se han centrado, principalmente, en la sustitución de la cubierta y de su estructura, así como en la impermeabilización de la balsa o antepara, además de otras obras complementarias de limpieza y reparación puntual de los muros y de la estructura del altillo que se conserva.
La alcaldesa de Navafría, Carmen Lobo, explica que el Ayuntamiento va “dando pasos” en la restauración del Martinete, ya que supone un revulsivo turístico para la localidad. Aún queda por recuperar la rueda hidráulica que completaría el proyecto de recuperación del Martinete, para lo que el Consistorio confía en contar con alguna ayuda de la administración. Aunque no está abierto de forma permanente, son muchas las personas, sobre todo en verano, que han mostrado interés en conocer esta joya del patrimonio industrial segoviano.
La producción del Martinete se centraba en calderos de cobre, calientacamas y braseros. Sus trabajadores, los caldereros, aprovechaban la energía hidráulica del río Cega que baja de dos neveros ubicados en una presa en los lugares de Artiñuelo y Peñacabra. Al bajar el agua de una balsa natural a 500 metros de distancia se retiene en un arca a la altura del tejado del taller, y al regular su paso mueve una gran rueda de madera que hace girar el árbol de madera de pino que cuenta con unos espigones (levadores) que fuerzan al martillo pilón (mazo) y este golpea con rigor en una especie de yunque donde se moldea el cobre. Junto con el fuego y el aire, los otros dos elementos que acompañan al agua, se bate el cobre que modela las formas que le quiera provocar el artesano. Además, también es importante que la instalación se encuentre sobre una buena base de roca para amortiguar los golpes del martillo.
Un ejemplo de establecimiento preindustrial de tratado de cobre que representa la continuidad de un método artesano que se remonta a la tecnología de la Edad Media, e incluso a la Edad Antigua.
