Estuve en Segovia en enero de 2019, dentro de mi vuelta a España. Mi visita coincidió con una buena noticia. La apertura de dos atracciones turísticas de la capital a visitantes acompañados de perretes educados de hasta 15 kilos y que respeten unas normas de comportamiento básicas: la Puerta de San Andrés, que da acceso a la muralla, y la Colección de Títeres Francisco Peralta. Así que allá que nos fuimos.
La Puerta de San Andrés acoge un centro de información turística y da acceso a un tramo del adarve de la muralla, de origen medieval. Allí se puede visitar el Centro de Interpretación de la Muralla para conocer detalles de su historia. Recorriendo el adarve podrás disfrutar de unas buenas vistas y observar los caminos que rodean la muralla por el exterior y que son un buen plan para dar un largo paseo al atardecer.
La Colección de Títeres Francisco Peralta se encuentra en la Puerta de Santiago, muy cerca del Alcázar. La muestra incluye 38 piezas que representan personajes de obras de teatro tomados del romancero popular, la literatura clásica… Y son auténticas obras de arte.
La ciudad antigua es una delicia y se puede ir andando a todas partes. Sobra decir que la visita estrella es su famoso acueducto, construido por los romanos para traer agua desde la sierra y que es una de las grandes joyas que conserva España de aquella época. La visita es libre, ya que está en medio de la ciudad. Más difícil está entrar en el Alcázar, que, hoy por hoy, no acepta mascotas.
En la ciudad hay tres oficinas de turismo, todas ellas dog friendly. El Ayuntamiento cuenta con una página web destinada al turista con perro en la que informa, entre otras cosas, de alojamientos que admiten mascotas.
Comer y dormir
Hay algunos alojamientos en la ciudad y en su entorno, pero lo que está más difícil es tomarse un café o comer, porque prácticamente no hay sitios. Al cierre de este reportaje, solo los restaurantes Al Punto y José María permitían perros y con limitaciones (ver la web municipal). Si vas en temporada baja o entre semana, seguro que te paran por la calle para darte publicidad e invitarte a tal o cual restaurante, y te dirán que puedes meter al perro, pero la realidad es que la hostelería en la ciudad es reacia a abrir sus puerta a los perretes, por muy educados que sean.
A nosotros nos “acogieron” en el restaurante Muñoz, y fueron muy amables (aunque no figuran en el listado municipal). Pero hablando con los hosteleros de varios restaurantes, nos decían que habían intentado aceptar mascotas en alguna ocasión, pero que habían sufrido reacciones airadas de clientes a los que no les gusta ver un perro en un comedor. Ojalá pronto podamos volver y ver avances en este terreno. Según nos dijo el Ayuntamiento “es decisión de cada establecimiento admitir perros o no“.
Tengo que decir que en mitad de este panorama, que es generalizado en la provincia, fue una gratísima sorpresa encontrar el Restaurante La Golondrina Leña y Sarmientos en el Real Sitio de San Ildefonso. Este lugar es un auténtico oasis gastronómico para los turistas que viajan con perro por Segovia, ya que sus propietarios se desviven por dar la mejor bienvenida a los peludos de cuatro patas que entran en el local. De la comida no os puedo decir más que a mi humano se le salían los ojos del gusto. Ojalá el ejemplo cunda pronto y nos encontremos con muchos restaurantes dog friendly que mencionar. ¡Ah! en el Real Sitio de San Ildefonso no se puede entrar, ni tan siquiera en los jardines, así que ¡a disfrutar con la comida!
Para dormir elegimos un hotel en Torrecaballeros, a 12 minutos en coche de Segovia. El Rancho de la Aldegüela nos encantó por contar con habitaciones amplias y un montón de jardines.
En la provincia
Desde ahí exploramos la provincia. Lo primero fue ir a pasear por las Hoces del Duratón. Dejamos el coche en el aparcamiento de la Ermita de San Frutos y nos lo pasamos pipa. En este parque natural vive una de las mayores colonias de buitres leonados de Europa, y tengo que reconocer que me daba un poquito de miedo tenerlos tan cerca. Las orejitas se me volvían del revés cada vez que los oía volar tan cerca, pero con mi humano cerquita me sentía bien protegido y no perdí detalle de este paraje tan chulo.
En Sepúlveda, los perretes somos bienvenidos en la antigua cárcel y en el Museo de los Fueros (siempre que no tengan grupos organizados dentro).
Y a media hora de Sepúlveda está Pedraza y su castillo, que me tiene enamorado. Los perretes podemos estar por todos los patios interiores, que son una delicia, y subir al adarve de la muralla. Al norte de hicimos una incursión rápida en Cuéllar, donde los perretes educados podemos pasear por el adarve de la muralla.
