Consciente del caos que ha provocado su anuncio de dimitir tras la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, el primer ministro italiano, Mario Monti, defendió ayer su decisión y aseguró que todavía no sabe cuál será su futuro, pese a que muchos especulan con su posible candidatura en las elecciones del año que viene y aumentan las voces que le piden que entre en la pugna con Silvio Berlusconi.
El dirigente se mostró «convencido de haber hecho lo correcto» al crecer la presión sobre su Gobierno. «En cualquier caso, no podría haber hecho otra cosa, después de lo que ha sucedido», añadió, en referencia al hecho de que el Pueblo de la Libertad (PDL), partido del expremier transalpino, le haya retirado el respaldo al Ejecutivo que lidera.
«Estoy preocupado, naturalmente, no por mí, sino por lo que veo», agregó el tecnócrata, al tiempo que señaló que «no sabe» qué será de él una vez deje el cargo que asumió en noviembre de 2011.
Según la prensa italiana, en privado, Monti no se muestra cerrado a la posibilidad de presentarse a los comicios, pero deja claro que lo haría «para no dilapidar el tesoro» conseguido en este año al frente de Italia y para no perjudicar a «los ciudadanos, que en todos estos meses han hecho sacrificios», en referencia a las medidas de recorte impuestas.
Entretanto, Berlusconi, que ha propiciado la actual crisis política en el país transalpino, ya ha comenzado a hacer gestiones para recuperar su tradicional alianza con la Liga Norte, que se había enfriado en los últimos tiempos.
Así, Il Cavaliere defendió que la dimisión del primer ministro era un «deber» y, en todo caso, no cambia mucho el panorama, ya que «habrá un anticipo de la fecha de voto de un mes o un mes y medio». Hasta ahora se hablaba de que las elecciones, previsiblemente, serían en marzo y tras el anuncio de Monti se baraja como fecha previsible febrero.
El exmandatario subrayó que «la experiencia del denominado Gobierno técnico está acabada, lamentablemente con resultados absolutamente negativos». Al ser preguntado sobre la posibilidad de que Monti opte finalmente por presentarse como candidato, Berlusconi aseguró que «si quiere entrar en escena, que entre, yo no lo temo».
Por su parte, el líder del Partido Democrático italiano, Pier Luigi Bersani, al que los sondeos dan como favorito en las urnas, consideró que lo «mejor» sería que Monti se mantenga al margen de la batalla electoral. «Precisamente porque puede ser todavía útil, sería mejor que se mantuviera fuera de la pugna», consideró Bersani, que defendió la actuación de su formación, que junto a Pueblo de la Libertad era el respaldo del Ejecutivo hasta ahora.
«Cada uno elige como considera, hace sus propias valoraciones con serenidad, nosotros hemos apoyado lealmente esta operación de transición que la derecha ha roto en las últimas semanas», aseveró el líder del PD, elegido recientemente en unas primarias.
Una pena a corto plazo
Mientras, en clave internacional, el presidente francés, Françoise Hollande, lamentó la decisión del primer ministro italiano de presentar su dimisión, pero se mostró convencido de que será capaz de estabilizar el país antes de los comicios. «Es una pena a corto plazo, pero en un mes o dos, se verá que Monti es capaz de unirse a una coalición o de seguir adelante para estabilizar a Italia», declaró. «Así que nosotros apoyamos sus esfuerzos hasta las elecciones y después el pueblo elegirá el mejor Gobierno», agregó.
Por su parte, el ministro galo de Economía, Pierre Moscovici, consideró que Il Cavaliere no ganará los comicios. «La dirección que ha estado siguiendo Italia durante el último año y medio es sólida, no hay razón para preocuparse», declaró. «Berlusconi vuelve a la política, pero estoy convencido de que no regresará al poder», añadió.
