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Javier Emilio García Núñez – En aquellos días de enero…

por Redacción
17 de enero de 2019
en Opinion, Tribuna
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Luis Mester

(Antes y después de la muerte de don Antonio Palenzuela)

Celebramos el centenario del nacimiento de don Antonio Palenzuela Velázquez, quien fuera obispo de Segovia entre 1970 y 1995. Mucho se ha dicho y escrito en estos últimos días sobre él y su extraordinaria personalidad. Boletines informativos, artículos periodísticos e intervenciones radiofónicas nos han servido para recordar episodios cruciales de su vida como fueron sus dos estancias romanas, los sucesos de la cárcel de Zamora, la guerra de los catecismos con el gobierno del PSOE, la visita de Juan Pablo II, etc… Pero apenas si hemos recordado, quizá por ser más recientes, las circunstancias de los días de su muerte, y me parece oportuno hacerlo hoy mismo, como necesario contrapunto al nacimiento cuyo centenario festejamos. Quizá porque a la vida de don Antonio se le pueda aplicar lo que proclamaba uno de sus filósofos de cabecera, Ernst Bloch, quien decía que la verdadera génesis no se encuentra al principio, sino al final. Sirva la cita, además, para recordar que Palenzuela era gran conocedor de la obra de este filósofo alemán, de tendencia marxista heterodoxa, sobre el que impartió varias conferencias y cuya huella está muy presente en el pensamiento del obispo, como señaló Miguel Martínez Antón en el libro “Monseñor Palenzuela: obispo, pensador y teólogo”, pág. 1.273.

Refresquemos la memoria para recordar que don Antonio Palenzuela falleció el 8 de enero de 2003. Había pasado los últimos meses de su vida en la residencia de El Sotillo, cuya construcción él mismo había promovido muchos años antes. Allí se mantuvo intelectualmente activo hasta pocas semanas antes de fallecer. Finalmente, ante el deterioro de su estado de salud tuvo que ser ingresado en el Hospital de la Misericordia, donde entregó su vida, prácticamente en brazos de sor Obdulia, la religiosa de las Hijas de la Caridad que tantas veces le había atendido. Quiero dejar constancia de esto pues sor Obdulia hoy descansa en una residencia madrileña de su congregación tras una estancia de ¡setenta años! en Segovia, de fecunda vida religiosa y apostolado hacia los enfermos y necesitados.

Contamos con un valioso testimonio de los últimos días de don Antonio, revelado por el cardenal Antonio Cañizares —adviértase la coincidencia de nombres propios— en la conferencia que impartió en Segovia en 2010, con ocasión del cuadragésimo aniversario de la toma de posesión de la diócesis por monseñor Palenzuela, conferencia cuyo texto se publicó en el Boletín Oficial de la Diócesis, número de enero-marzo de ese año, páginas 89 a 104. Se trata de la conversación que el cardenal mantuvo con don Antonio días antes del fallecimiento de éste, cuando Cañizares le llamó para interesarse por su estado de salud. Ambos se conocían desde hacía años, al haber coincidido en la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española, Palenzuela como presidente y Cañizares, entonces joven sacerdote, como secretario. Al recibir la llamada de Cañizares, Palenzuela le respondió: “Mira, Antonio, estos momentos son para vivirlos enteramente, para vivir la confianza de Dios; déjate de activismos, confía en Dios y repite mucho el salmo que dice: no pretendo grandezas que superen mi capacidad, sino que acallo y modero mis deseos como un niño en brazos de su madre.”

Emociona leer estas palabras y emociona más aún imaginarlas en boca de don Antonio; el lector atento percibirá ahí ecos explícitos del pasaje evangélico de Marta y María [“déjate de activismos”] y del “Solo Dios basta” teresiano, que dan paso al salmo, tan bello, rebosante de ternura…. Un testimonio breve que revela por sí solo la condición humilde y la hondura de la fe que profesaba el obispo emérito de Segovia. Hay que tener en cuenta, por otra parte, la distinta situación en que se encontraban los dos personajes en aquellos días: Palenzuela casi agonizante, aunque lúcido; Cañizares recién nombrado arzobispo de Toledo por Juan Pablo II.

La tarde del 8 de enero y la mañana del 9 estuvo abierta la capilla ardiente en el Palacio Episcopal, por donde pasaron -pasamos- miles de personas. Muchos presenciamos el cortejo fúnebre, intenso, emotivo e inolvidable, con los sacerdotes más jóvenes de la diócesis portando a hombros el féretro bajo una copiosa nevada mientras las campanas de la Catedral tocaban a difuntos… Y luego el solemne funeral, con la Catedral repleta a pesar del frío reinante.

Por cierto, y sin extenderme en otros detalles que figuran en las crónicas, en los días inmediatamente posteriores a las exequias de don Antonio Palenzuela visitó la Catedral de Segovia el conocido escritor leonés Julio Llamazares, quien da cuenta de esta circunstancia en su libro “Las Rosas de Piedra”, editado por Alfaguara en el año 2008. En dicho libro el escritor narra la primera parte de un viaje por las catedrales de España, las de la mitad norte, mientras que las de la mitad sur aparecen en otro libro recientemente publicado con el título “Las Rosas del Sur”. En la página 244 de aquel libro se dice lo siguiente: “La vida del obispo don Antonio Palenzuela se vino abajo el día 8, según le cuenta al viajero la mujer de la taquilla al interesarse aquél por la gran cantidad de flores (del Obispado, del Ayuntamiento, de la Cámara de Comercio, del Hospital de la Misericordia, etc.) que cubren la capilla más cercana. Según dice la mujer, el obispo don Antonio Palenzuela, que ya estaba jubilado, falleció el pasado día 8 y fue enterrado ayer mismo, en una ceremonia en la que participó la ciudad entera. Por eso, dice, las flores están tan frescas. Y por el frío…, dice el viajero, saliendo en busca de otro café.”

Flores frescas, esas que entonces se depositaron sobre la sepultura de don Antonio y que casi nunca han faltado en todos estos años. Que nunca falten, en señal de gratitud de todo un pueblo hacia un hombre bueno al que despedimos en aquellos días de enero.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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