Tres meses y medio después de verse las caras por última vez Real Madrid y Barcelona, ambos equipos volvieron a encontrarse el pasado domingo en el estadio Santiago Bernabéu para disputar la ida de la Supercopa de España, en un encuentro que sobre el césped volvió a tener máxima rivalidad en todos los aspectos.
El ambiente para el partido fue inmejorable, con un estadio lleno, un título en juego, y la afición local enarbolando un enorme dibujo a través del colorido que dieron las banderas que prácticamente todos los aficionados locales portaron instantes antes de comenzar el encuentro.
Los incidentes provocados por unos radicales a media tarde sobre el autobús de los directivos del club catalán, y que acabó con uno de ellos, Josep Contreras, atendido por la Cruz Roja, fue un hecho aislado en un duelo que volvió a gozar de la máxima rivalidad.
El choque tenía que servir para comprobar que los incidentes que la pasada temporada empañaron muchos de los clásicos estaban olvidados, pero, desde el pitido inicial, tanto madridistas como azulgranas salieron a por todas y el envite fue bastante trabado en algunos momentos, aunque no denotó tanta crispación como en las pasadas semifinales de la Champions.
La primera acción que levantó protestas con contundencia fue a los 26 minutos, después de que el jugador blanco Sami Khedira, en un balón dividido en el centro del campo, elevara en exceso su pierna derecha golpeando en la cara a Eric Abidal, que quedó tendido en el suelo durante unos instantes quejándose del golpe recibido.
Esa jugada levantó los ánimos de uno y otro equipo y, según fueron pasando los minutos, la contienda fue creciendo en intensidad, lo que provocó que los futbolistas fueran elevando todas y cada una de sus protestas al colegiado Fernando Teixeira Vitienes reclamando sus quejas, que en la primera mitad no tuvieron mayores consecuencias.
Las acciones más polémicas llegaron en la segunda mitad, con el central del Real Madrid Pepe como gran protagonista en dos polémicas acciones. El portugués tuvo algunos encontronazos con Dani Alves, al que arrolló en una jugada desentendiéndose del esférico en el costado derecho de la defensa catalana, y con Pedro, al que golpeó en el estómago al levantar demasiado la pierna en un despeje.
En el área del Barcelona también hubo algunas jugadas que el colegiado no consideró dignas de señalar, como la que ocurrió a a falta de siete minutos para el final, cuando el cancerbero Víctor Valdés obstaculizó tras un despeje la carrera de Cristiano Ronaldo, golpeando ligeramente al delantero luso, que cayó al suelo dentro del área rival. La afición pidió penalti, pero no se señaló nada.
Entre los protagonistas del envite hay que destacar a Pep Guardiola, que prolongó su condición de invicto como técnico blaugrana en el Santiago Bernabéu, donde resume sus visitas con tres triunfos y dos empates.
Además, Leo Messi, que marcó el segundo tanto del Barcelona antes de concluir la primera mitad, añadió uno más a su cuenta particular en el coliseo ‘merengue’, el séptimo que marca en sus últimas cinco comparecencias.
Todo por resolver
El encuentro finalizó con empate (2-2), dejando todo por resolver para la vuelta que se disputará mañana a partir de las 23,00 horas en la Ciudad Condal, y con la máxima rivalidad entre ambos conjuntos volviendo a planear sobre este tipo de encuentros.
La pasada campaña se cerró con la sanción de tres choques impuesta por la UEFA a Mourinho, y con el cruce de acusaciones entre el portugués y el entrenador del Barcelona, Pep Guardiola, así como con algunos incidentes entre los internacionales españoles que incluso hicieron que el seleccionador nacional, Vicente del Bosque, tomara cartas en el asunto y diera un toque de atención a todos los futbolistas.
Ahora, esta temporada se abre con otro clásico por la pugna por la Supercopa de España que no debe empañar el buen ambiente que se respira antes de un curso que se presenta apasionante.
