Esta tocando a su fin la tan necesaria rehabilitación de las cubiertas del monasterio del Parral, obras absolutamente necesarias para su supervivencia arquitectónica. Creo que es el momento oportuno para completar la operación con algunas actuaciones de menor calado, que mejorarían sensiblemente el aspecto del conjunto monumental sin un gran coste económico.
Hace unos años, se cometió el error de construir, dentro del recinto del monasterio, una nave para almacenamiento de madera con la que abastecer a la carpintería que, entonces, se ubicaba en el mismo. Una mal entendida permisividad, con las ordenes religiosas, que con tanta frecuencia han causado daños al patrimonio cultural y una falta de sensibilidad por parte del proyectista de la nave, el arquitecto Mas Guindal, causaron un impacto visual muy negativo debido a su excesiva y por otra parte innecesaria altura.
Para ocultar el desaguisado, se planto una vergonzante pantalla de cupresáceas, cuyo desarrollo fue un éxito botánico pero que ocultaron, no solo la nave, sino gran parte del monasterio, incluida la torre, desde la calle de la moneda. Antes de dar por terminadas las obras de rehabilitación seria muy oportuno aclarar esa pantalla vegetal, eliminando los ejemplares necesarios para recuperar las vistas sobre el conjunto arquitectónico del Parral. Hoy en día, la carpintería se ha trasladado a un polígono industrial, como es lógico.
Por otra parte, tal como denunció en su día el ministerio de Cultura, propietario del monumento, debería aprovecharse la ocasión para eliminar las torretas de tendido eléctrico ubicados en la esquina e interior del monasterio y sustituir el transformador de poste, por un armario mimetizado en su base. Un simple acuerdo entre Ministerio, Ayuntamiento y compañía eléctrica, seria suficiente para lograr una gran mejora de ese entorno. Pero ya se que eso es mucho pedir a nuestros ineficientes gestores…
